Carriles bici de la discordia

Sábado, 18 de marzo 2023, 01:15

El barón rampante, un personaje ficticio del siglo XVIII ideado por Italo Calvino, para conocer las necesidades del pueblo que el barón administraba con prudencia ... y sabiduría ideó dos cuadernos. El primero era el Informe de Quejas, y el segundo, que equilibraba el extenso memorial de las quejas, el Cuaderno de Contentos. Algo parecido debería haber hecho la concejalía de Movilidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Gijón. Sin duda, no hay concejalía que apile tantas protestas como la de Aurelio Martín. No hay tema que haya tocado Aurelio que no suscite las consiguientes broncas y querellas.

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¿Y dónde están los contentos?, me pregunto quejumbroso. Hay que reconocer que, entre parte de la tropa de sus votantes más algunos desheredados socialistas, el concejal tiene carisma. ¡Voz de Aurelio, voz de dios! Incluso desde otras aceras ideológicas, somos muchos los que coincidimos con el concejal en algunos aspectos generales. Idealmente, creo que a la mayor parte de los habitantes de la ciudad nos parece bien la ampliación de la peatonalización de varias zonas, entre ellas el Muro. Y también la realización de carriles bicis seguros que aúnan movilidad y ejercicio. Pero ese acuerdo y contento inicial, se esfuma ante las chapuzas, el dogmatismo y la falta de flexibilidad que en muchas ocasiones ha demostrado el inquieto edil de Movilidad.

El carril bici del Muro, que se podía haber hecho pegado a la parte peatonal, es un tortuoso 'carril de la venganza' al tener que dar carpetazo al 'cascayu'. Los ciclocarriles compartidos con el tráfico, trazados muchos de ellos por el carril de adelantamiento de los coches, como en la avenida de la Costa, son 'ciclocarriles suicidas'. Si no ha habido tragedias ha sido porque los ciclistas no van por ellos. El nuevo carril bici de La Calzada se está llevando la palma de las protestas estos últimos días, y la solución, al menos parcial, no parece complicada. A fin de cuentas, una buena gestión tiene que valorar y resolver los problemas reales que plantea un proyecto, y no quedarse en eslóganes o consignas. ¡Ojalá que los cambios de última hora corrijan los inconvenientes del nuevo carril bici! Por ahora, el carril de la discordia.

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