El bochorno se asocia al viento cálido del sur. Sin embargo, hay bochornos que nos sonrojan y proceden de otras latitudes, por ejemplo, del este. ... A la cabeza de los abochornados, debería estar, por un mínimo de responsabilidad compartida, el ministro del Interior, Grande Marlaska, hasta ahora mudo como Harpo Marx, pero con menos gracia. No hace muchos años, un ministro del Interior, Antoni Asunción, dimitió cuando se dio a la fuga Luis Roldán. Aquella huida parecía como un cuento de espías, con el enigmático y plural Paesa y el color oriental que otorgó a la historia el capitán Kan, quien trajo al prófugo de regreso. La presencia, desaparición y fuga de Puigdemont el jueves en Barcelona no fue cuento, sino pura astracanada. Cuando todo esto amaine, se deberá explicar al pueblo español, en el que por ahora recae la soberanía nacional, lo que ocurrió y cómo fue posible este vodevil.
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El bochorno del que voy a escribir no es vergonzoso, sino meteorológico y nos afecta con especial intensidad en estos días de rigor climático. Los meteorólogos distinguen entre temperatura, dato objetivo medible por el termómetro, y sensación térmica, que es como sentimos en nuestro cuerpo ese frío o calor ambiental. Todos sabemos que 30 grados en Asturias es menos que 36 grados en Castilla. En esta semana de bochorno he ido varios días a la playa de San Lorenzo. Por cierto, salvo en La Escalerona, predomina demasiado 'la roja'. Dirán que es por nuestra seguridad, pero vetar la zambullida a más de tres cuartas partes de bañistas es un exceso de celo de nuestros vigilantes de la playa. Soy perito en baños y constante medidor de la temperatura del mar. Las aguas de San Lorenzo son este año algo más cálidas que las aguas de las playas de Cádiz, generalmente un grado y medio más que en Zahara de los Atunes. Aunque en nuestra playa señera no se ha llegado al caldo del Mediterráneo, temperaturas por encima de los 22 grados, como sucede en estos días, son poco frecuentes. Hacen huir a las sardinas y corroboran el cambio climático. Y, pese a ello, estas aguas no muy frías, son un lujo que nos alivia del sofoco de estos días. Siempre que la bandera nos permita el chapuzón.
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