En los dibujos que ilustran el diseño de la futura y temporalmente indefinida estación intermodal vemos dinámicos viajeros caminando por el amplio vestíbulo, parejas con ... sus bebes que recorren el patio intermodal vertebrador o jóvenes enamorados que disfrutan del parque sobre los andenes. El chupete gana por oleada al bastón en un mundo sin viejos. Cuando estos diseños sean, si llegan a ser, realidad, algo más de la mitad de la población de Gijón tendrá más de cincuenta años. Pero en el dibujo, no existen ni lo que eufemísticamente se denomina la tercera edad, ni siquiera personajes canosos.
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Los mayores de sesenta años, e incluso de diez años menos, no existimos en los diseños urbanísticos que se hacen en Gijón. Ya lo habíamos observado en aquellos proyectos utópicos que encargó la anterior Corporación para Fomento. Y, sin embargo, sales a la calle, entras en una sidrería, o simplemente das un paseo por el muro en un día habitual, y lo que ves son personas que ya han pasado el medio del camino de la vida. Los habitantes que en Gijón pueblan el mundo real, son visualmente inexistentes cuando se trata de dar una imagen y un reflejo de la ciudad.
Cambiando de tercio, en el campo político epistolar desatado recientemente por el 'puto amo', cuando el dueño del pesebre socialista habla de la no aceptación por parte de la derecha y ultraderecha de la opción política progresista propuesta y respaldada mayoritariamente por millones de votantes encarnada por él, se olvida de 'los que no existimos'. Políticamente, los que no existimos somos esa inmensa minoría que rechaza tanto el sainete degradante de los socialistas con el independentismo y los anticonstitucionalistas que acabarán laminando al PSOE, como un posible acuerdo de gobierno de los populares con la ultraderecha. Los que no existimos somos partidarios de 'La Gran Coalición', lo que los alemanes llaman la Grosse Koalition y que en aquel país permitió no solamente grandes acuerdos, sino también una sana alternancia en el poder. Al final, esa va a ser la única solución, la única salida a una España constitucional. Y esa solución, no está en las cartas del 'puto amo'.
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