La pluralidad unívoca

Sin duda, el sistema electoral español es manifiestamente mejorable. Con una segunda vuelta no se habría producido el esperpento político que atenaza al Gobierno actual. Hablando del régimen de comicios de la II República, que prácticamente borraba la representatividad de la oposición, San Miguel dice que «era una invitación a la guerra civil». Efectivamente, cuando ganaron las derechas en el 34, se promovió la revolución asturiana. Cuando, presumiblemente, ganó el Frente Popular en el 36, se produjo un levantamiento militar.

Hace algo más de una semana, mientras Valencia se ahogaba, Mazón departía privada y vergonzosamente sobre la televisión autonómica. Prácticamente, al mismo tiempo, el Congreso de los diputados aprobaba, en mala hora, el decreto ley sobre el Consejo de RTVE, para repartirse los consejeros de la entidad, excluyendo a la primera fuerza política en número de diputados, el PP, y a la tercera, Vox. De los once consejeros del Congreso, no hay ninguno elegido por estos partidos. Un corifeo del Gobierno dijo que era el consejo televisivo más representativo «del país» y más variado de España. Se equivoca. No puede ser representativo lo que excluye casi a la mitad. Al contrario, es el más unívoco, sectario y nada representativo, amparado por un mísero decreto que respalda ese 'mísero detalle técnico' del que tanto sabía San Miguel.