De refranes y dichos

Los clásicos y más comunes estribillos del refranero español serán mis guías para elaborar esta formulación. Un artículo artefacto, como hoy lo llaman algunas mercedes, que he decidido escribir sobre el mundo, la vida, la muerte, y quién sabe qué más, para ustedes.

Vamos a empezar pues -pero con menos rima, que los ripios tienen sus límites-, por lo más esencial de cada día. Yo no sé si les gusta madrugar, a mí, desde luego, no; si bien ya saben que 'a quien madruga, Dios le ayuda'. No obstante, quien imaginó este refrán, estoy segura, no levanta un ojo antes de que el sol le diga que es de día. Si lo hiciera, lo de madrugar, se daría cuenta de que las calles no están puestas y de que 'no por mucho madrugar pasa antes el autobús'. Tampoco el tren. Sí, lo sé. Es más conocido aquel que dice aquello de 'no por mucho madrugar amanece más temprano', pero lo del autobús tiene su gracia. Además, yo soy más de 'haz de la noche noche y del día, día, y vivirás con alegría'.

Ya hemos madrugado entonces, qué remedio, y estamos trabajando. Sobre trabajo explican que 'no hay mejor lotería que el trabajo y la economía', pero, bueno, a ver, viendo cómo anda la economía mundial últimamente no sé si es beneficiosa esa lotería. Que pienso yo que quien compuso este dicho lo hizo a lo loco, sin pensarlo en exceso, y con un patrimonio, supongo, que no le causa sofoco. Seguro que era de la CEOE.

Hemos madrugado, estamos trabajando y… ¿Qué nos depara este día? Pronto llegará la hora de comer. ¿Qué les apetece? Para esto del comer, también hay que tener cierta estrella porque 'para quien no tiene a la suerte de su parte, todos los días son martes'. Que lo del martes no lo termino de entender. ¿Qué les habrán hecho los martes a los refraneros españoles? No exagero. Ya verán. 'En todos los tiempos y en todas partes hay domingos que son martes'. Les tienen manía, está claro. 'En martes, ni te cases ni te embarques'. Al parecer, hay más naufragios los martes; y también más divorcios. Los martes no tienen a Dios de su mano, no, y por eso 'en martes ni tu hija cases ni tu marrano mates'. Ni barcos ni bodas ni cerdos, salvo si San Martín cae en martes. Digo yo que entonces se hará una excepción. ¿O no?

Después de comer, hay quien se echa una siesta porque 'comida sin siesta, campana sin badajo'. Pero para eso hay que tener tiempo. ¿Lo tenemos? Pienso que cada vez menos. 'El tiempo vuela como el viento' y nosotros lo hemos convertido en huracán y el que nos queda, lo malgastamos en ser expertos de todo con ninguna boca de verdades. Así, nada aprendemos y olvidamos que 'más vale saber que haber'.

El saber es importante, y el amor y la guerra. Y la muerte. Ay, la muerte. Pues con la muerte les voy a despedir. Qué mejor forma de acabar un artículo que con un fin, pero no con un dicho, refrán o un aforismo, sino con un poema.

'Vivo sin vivir en mí/ y tan alta vida espero/ que muero porque no muero./ Vivo ya fuera de mí,/ después que muero de amor,/ porque vivo en el Señor,/ que me quiso para sí./ Cuando el corazón le di/ puso en él este letrero:/ que muero porque no muero». (Santa Teresa de Jesús).