¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO

No son los trenes, es la red

JACOBO BLANCO SOCIÓLOGO

Sábado, 11 de febrero 2023, 02:14

Encadenamos semanas de controversias ferroviarias. La última, propiciada por la exclusiva del gran Ramón Muñiz en EL COMERCIO. El escándalo es comprensible: asistimos a una ... chapuza, otra, que la ciudadanía interpreta ya en clave de agravio. Y con las elecciones cerca, noticias así no suman votos. Por eso la impostada sobreactuación, primero, del habilísimo señor Revilla y, ya a rebufo, tras el silencio inicial, del señor Barbón y su indolente oposición.

Publicidad

Creo, sin embargo, que el debate está desenfocado. El problema, con serlo, no es el material rodante -en España tendemos a rodar trenes modernísimos por vías antiquísimas; aquellos TAF, TER, Electrotrén y, ahora, los Talgo 250 por la rampa de Pajares-, sino el servicio real de esos trenes aún por fabricar. Y es que, por falta de estaciones, no pararían en muchos de los grandes destinos generadores de viajes: ni en los campus universitarios de Oviedo, de Gijón y de Mieres, ni en los grandes polígonos industriales o parques tecnológicos, ni en los grandes hospitales. Tampoco cubren razonablemente en Oviedo, Gijón, Avilés, o Renfe en Mieres, la demanda de origen de muchos de los barrios más populosos. Y cuando lo hacen, como en La Corredoria, el tren para en un extremo del barrio.

Por si fuera poco, también flaquea la intermodalidad. Pasar del tren al bus en Oviedo, Gijón o Mieres es misión no siempre fácil. El trasbordo de un tren de Renfe a otro de Feve en, pongamos por caso, Veriña, es una experiencia casi distópica. Por si fuera poco, algunos apeaderos relativamente bien ubicados, como La Argañosa, presentan un estado que podríamos calificar piadosamente como disuasorio.

El problema es, por tanto, la creciente disfuncionalidad de una red que ha perdido dos tercios de sus pasajeros en tres lustros. Nuestro servicio de Cercanías está construido sobre trazas ferroviarias de origen minero o de largo recorrido, desvinculadas de un tejido urbano que, además, ha tendido a huir del ferrocarril. Y que cuando no lo hizo sufrió el imprudente desmantelamiento de las vías, bien de forma 'provisional', como en Gijón, o definitiva, como en Oviedo, donde la vieja vía interior podría dar servicio hoy a toda la ciudad. Por no hablar de su gestión: servicios, horarios, trasbordos o fiabilidad.

Publicidad

Más que debatir -o sobreactuar- sobre los trenes -que también-, quizá deberíamos hacerlo sobre la red de Cercanías. Planteando primero si realmente la queremos. Y si la respuesta es positiva -recordemos que el ferrocarril es el transporte más eficiente y capaz- exigir -aquí sí- un Plan de Cercanías Regional bien financiado, quizá con fondos NGUE, que subsane la disfuncionalidad de la red, vinculando adecuadamente orígenes, destinos y red de forma atractiva (¿quién piensa en Bilbao?) y segura, recuperando pasaje y reduciendo emisiones. Programando servicios bien coordinados, ajustados a la demanda, competitivos con un automóvil al que, ahora, dobla en tiempos de viaje. Desde Asturias, simultáneamente, deberíamos ordenar el hipotético crecimiento urbano (¡tarde piache!) en torno a esa red ferroviaria. Y con ello, si acaso, ya pensaremos en transferir una red que, a fecha de hoy, sería onerosísima para la hacienda del Principado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad