Cuando faltan unos días para el verano, al sector turístico le llega el momento de confirmar las expectativas levantadas en la Semana Santa, cuando la ... ocupación hotelera se movió entre el 90% y el 95%. El turismo fue la actividad que quedó más afectada por la pandemia. Aun así, en las dos temporadas de verano en que hubo restricciones la actividad tuvo un buen desempeño. En 2020, con una incidencia mínima del virus, la región se convirtió en el refugio del turismo nacional y la ocupación hotelera duplicó la media de España. En 2021, con un porcentaje alto de la población vacunada, en los meses de julio y agosto se batieron los récords de visitantes y pernoctaciones, con incrementos del 17% y el 20%, respectivamente.
Publicidad
Este verano se espera mejorar los registros porque hay indicios muy positivos. Encontrar alojamiento para la primera quincena de agosto resulta imposible. Tomando como referencia cuatro meses, de junio a septiembre, las reservas se encuentran al 60%, lo que indica una tendencia al alza. Es muy importante el dato, ya que el avance del turismo en Asturias depende tanto de gestionar mejor la estacionalidad, como de lograr que la temporada de verano sea más extensa, madrugando en junio y alargando la temporada hasta finales de septiembre o principios de octubre. No es un ejercicio de voluntarismo, es la consecuencia lógica de la subida media de las temperaturas en lo que va de siglo. Es extraño que la sociedad haya acuñado el término, 'veroño', y que los operadores del sector no vean la rentabilidad que se esconde detrás del neologismo. A ello se suma el aumento del turismo de tercera edad, que no está atado al calendario laboral y puede disfrutar del estío fuera de los meses centrales. Otro indicio alentador es la recuperación del flujo de turistas del extranjero. En el primer cuatrimestre nos visitaron más de 47.000 turistas provenientes de otros países y se espera que en julio y agosto se quintupliquen las pernoctaciones del pasado año y superen las de 2019.
Las expectativas no tapan los problemas. Escasea la mano de obra. También en otras actividades económicas, pero especialmente en turismo y hostelería. El empleo en el sector se ha duplicado en lo que va de siglo, mientras que la incorporación de jóvenes al mercado laboral se ha reducido en un tercio. Hay un problema de jornada laboral y, quizás, de sueldos, pero también ha contribuido que el sector ha perdido atractivo para los jóvenes con los cierres de la pandemia. Se necesita mano de obra bien formada, propio de una actividad que tiene margen para ganar calidad. La oferta regional comprende 756 establecimientos hoteleros con 28.763 plazas, 1.853 alojamientos de turismo rural con 18.161 plazas y 3.021 equipamientos de diversa naturaleza (camping, albergues, viviendas vacacionales, etc.) que aportan 49.386 plazas. En conjunto, 5.590 negocios con un total de 96.310 plazas.
Le costó al turismo abrirse paso en la agenda política asturiana. En una tierra que vivió y prosperó de las materias primas y la obtención y el tratamiento de los metales, el turismo parecía una actividad marginal. Hoy día está llamado a ser una de las grandes fortalezas de la región. El sector servicios lidera la aportación al PIB y al empleo en todos los países avanzados. La industria es insustituible por la capacidad tractora en el tejido económico y la calidad de sus puestos de trabajo, pero sin sector servicios el desempleo sería masivo. Dentro del sector servicios destaca el turismo, como gran industria social del siglo XXI. A mediados de la pasada centuria había 25 millones de turistas en el mundo, ahora son 1.500 millones. En Asturias crecen año tras año, interesados por el atractivo del territorio, seducidos por la gastronomía, admirados por el patrimonio histórico-artístico. Aparte de España, los países en que el turismo aporta más al PIB nacional son: Estados Unidos, China, Alemania, Japón, Reino Unido, Italia y Francia. No caben dudas, la ruta está marcada.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión