El 33 Congreso de la Federación Socialista Asturiana (FSA) se celebra a los tres meses de haberse aplazado por fuerza mayor, al dar positivo Adrián ... Barbón en un test de antígenos y quedar aislado. La cita tiene lugar en un clima de gran unidad entre todos los delegados. Se trata de un proceso originado en las elecciones primarias que ganó Pedro Sánchez, con un respaldo en la FSA muy superior al obtenido de media en la organización federal del partido, y que continuó con las primarias ganadas por Adrián Barbón. La organización socialista asturiana dejó a un lado la dialéctica de las facciones y se comporta como un bloque homogéneo sin voces discrepantes. En la primera jornada se votó la gestión de tres órganos que terminaban el mandato, la Comisión Ejecutiva, el Comité Autonómico y la Comisión de Ética. En los tres casos fue aprobada con un porcentaje que rozó el 100% de los delegados. Estaba prevista la intervención de Pedro Sánchez, pero los compromisos internacionales del presidente, derivados de la crisis de Ucrania, obligaron a suspenderla.
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En su primera intervención, el secretario general resaltó la estabilidad de la FSA en un contexto caracterizado por cambios inesperados. La estabilidad es un plus para cualquier partido y un valor para la sociedad. Para poder tomar decisiones se necesitan agentes políticos que sean predecibles. Adrián Barbón ya adelantó que va a renovar los órganos de dirección en profundidad para dar una mayor participación a las mujeres y los jóvenes. Una postura que se identifica con las decisiones tomadas por Pedro Sánchez en el 40 Congreso Federal del PSOE, el pasado otoño, cuando formó una Comisión Ejecutiva con el 60% de los puestos ocupados por mujeres, y una media de edad de 47 años, diez menos de la que tenía la Ejecutiva saliente. De los cuarenta y dos integrantes de la cúpula del partido sólo doce tenían las mismas responsabilidades en el anterior mandato. La cuota del 60% de puestos reservados para mujeres también la aplicó Pedro Sánchez en la última remodelación del Gobierno que preside. Otro objetivo que pretende Adrián Barbón es tener una dirección del partido con mayor peso político. Es una cuestión importante por dos razones. En el año 2023 habrá elecciones autonómicas y municipales en primavera y, previsiblemente, elecciones generales a finales de año, en el caso de que Pedro Sánchez no dé antes por finalizada la legislatura. El papel del partido gana muchos enteros en las coyunturas electorales, y más en el caso de la FSA que tiene como principal ventaja sobre sus competidores una fuerte implantación en el territorio, como lo demuestra el hecho de contar con el 68% de las alcaldías de la región. Hay otra razón que aconseja ganar músculo político en la FSA. Al estar gobernando, la actividad está centrada en el Principado. Es importante tener perfiles más políticos en el partido para poder acompañar al Gobierno en el debate ideológico y en el argumentario de propuestas. Adrián Barbón se refirió a la FSA como partido asturianista. El cambio más importante en esta materia se hizo en el pasado 32 Congreso, cuando se optó por la oficialidad de la llingua. La reforma del Estatuto de Autonomía, paso obligado para poder oficializar la llingua, no se llevó a la Junta General del Principado por falta de apoyos, pero eso no impide tomar medidas en el desarrollo de la cultura asturiana que constituye un patrimonio que nos enorgullece a todos, aunque no es suficientemente conocido por falta de difusión.
Para la estabilidad de las instituciones autonómicas es especialmente importante la fortaleza de los partidos de gobierno, los que estuvieron en el diseño de nuestra comunidad autónoma y la han gestionado. Esta semana la visita de Feijóo a Oviedo sirvió para ilusionar al PP asturiano. Desde la primera palabra se notó la sintonía del presidente, in pectore, del PP con la organización de su partido en la región. Una buena noticia que complementa la imagen de estabilidad que proyecta el congreso socialista.
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