Yo voy a hablar de amor

Necios se me antojan los que nunca han sentido amor, cualquier tipo de amor -un sentimiento universal que trasciende barreras sociales y culturales-, porque nos ayuda a encontrar consuelo en tiempos de tristeza y oscuridad

Viernes, 14 de julio 2023, 02:32

Mientras se habla de guerra, yo voy hablar de amor. Mientras los que nos van a gobernar se gritan, yo voy a hablar de amor. ... Mientras el odio crece cada vez más rápido y echa raíces con una prontitud asombrosa, en una sociedad cada vez más cansada de sí misma, yo voy a hablar de amor, porque su influencia en nuestras vidas es innegable. Tan complejo y diverso, tiene el poder de transformar la existencia de maneras inimaginables.

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Por amor se han creado auténticas joyas literarias, arquitectónicas, musicales, artísticas...

Por amor se levantó el Taj Mahal, regalo del Shah Jahan, emperador del imperio mogol de la India durante el siglo XVII, a su tercera esposa tras la muerte de esta. Se construyeron los jardines Chandor en Texas (EE UU) o el Palacio Altenau en Salzburgo (Austria), más conocido como el Palacio de Mirabell. Fue un regalo del príncipe arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau a Salome Alt, su amante. Edificios levantados por y para el amor. Para el que se fue, el secreto o el de siempre.

Por amor dicen que Devorgilla de Galloway, noble y heredera del príncipe señor de aquellas tierras, embalsamó el corazón de su marido cuando este murió y lo llevó siempre con ella en una especie de cajón de marfil. Un ataúd, explican algunos. Una arqueta de marfil adornada con plata, aseguran otros. Sea como fuere, por su difunto esposo fundó una abadía cisterciense a la que llamo Dulce Cor, al sur de Dumfries, en Galloway (Escocia), en abril de 1273. Dulce Cor o Sweetheart Abbey. Esta historia, qué cosas ocurren cuando uno se dedica a escribir, bien podría ser el origen, el germen, de un buen libro de amor; del romanticismo clásico o del gótico romántico. Formar parte de esas obras literarias del amor universal: 'Cumbres borrascosas' (Emily Brontë), 'Ana Karenina' (Liev N. Tolstói), 'Romeo y Julieta' (William Shakespeare), 'Orgullo y prejuicio' (Jane Austen), 'Jane Eyre' (Charlotte Brontë), 'Madame Bovary' (Gustave Flaubert) o 'La Celestina' (Fernando de Rojas). Hay más, lo sé, muchas más, pero a mí me gustan estas. Por algunas, de hecho, siento debilidad.

Por amor... Quién sabe. Tal vez un día escriba la historia de Devorgilla y John de Balliol, que así se llamaba su marido, uno de los principales consejeros de Enrique III y Sheriff de Nottinghamshire y Derbyshire. También de la arqueta y el corazón embalsamado que viajó con ella el resto de su vida; de la abadía y sus ruinas, hoy ya solo son reliquias. De cómo, cuando ella murió, fue enterrada en el altar mayor de la iglesia de la abadía junto con el corazón de su marido.

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Por amor a la literatura escribiría esta historia y muchas otras. Sacaría libros del fuego con mis propias manos, levantaría bibliotecas, infinitas, y restauraría su valor en nuestras vidas. Su poder. Su calor. Su fuerza para el desarrollo de un pensamiento crítico sano, de una razón compensada y un corazón igualmente honrado.

Por amor al arte no entiendo que se escondan cuadros y estatuas; se tapen senos, cuerpos desnudos, sexos expuestos y lenguas que buscan el suspiro del labio que desea.

Por amor a la música defiendo que incluso aquello que no me gusta, que no termino de entender, que me es ajeno, pueda ser cantado. También que aquello que un día, ya lejano, se compuso, no sea desdeñado porque cuando se creó el pensamiento y el mundo eran distintos.

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Por amor por una causa justa creo en la lucha, en la crítica bien formada, en la palabra. Siempre la palabra que es luz y esperanza. Razón y anhelo. Que ayuda a crecer y avanzar. Ayuda a sumar. Necios se me antojan los que nunca han sentido amor, cualquier tipo de amor -un sentimiento universal que trasciende barreras sociales y culturales-, porque nos ayuda a encontrar consuelo en tiempos de tristeza y oscuridad; y mientras se habla de guerra, yo voy hablar de amor. Mientras los que nos van a gobernar se gritan, yo voy a hablar de amor. Mientras el odio crece cada vez más rápido, yo voy a hablar de amor.

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