El materialismo del rico
Me declaro materialista. La lista de materiales necesarios para llevar una vida simplemente digna, sin lujos, es muy larga y sí, enestos últimos tiempos me inquieta
Cristiano y yo no somos materialistas», dice Georgina Rodríguez, modelo y mujer del futbolista Cristiano Ronaldo, en una nueva entrega de su programa de telerrealidad. ... Lo comenta rodeada de lujos y, claro, al escucharla pienso que cuando se tiene todo, como es su caso, ¿qué necesidad hay de serlo? Esta pareja no creo que pase ningún tipo de apuro. Ni siquiera el ahogo que lleva consigo el exponer públicamente algunos engreimientos, como esto del materialismo, puesto que, al ser ricos, pueden permitírselo y habrá, además, quien se lo aplauda.
Publicidad
«Esta mujer empezó desde abajo, de dependienta», la defienden sus seguidores más fieles, «y fíjate ahora hasta dónde ha llegado». Y sí, tienen razón. Ha llegado muy lejos. Al menos, económicamente hablando. Hasta tiene un programa a imitación del de las Kardashian en el que puede lucir su bolso valorado en unos 340.000 euros. Y no, no me he equivocado. No hay ningún cero de más.
Materialista es una palabra que se suele utilizar como insulto o de manera despectiva. Así la emplea Georgina desde su trono, pero a mí no me lo parece, y más en estos tiempos. «Dicho de una persona: Excesivamente preocupada por los bienes materiales» (RAE). Por tanto, me declaro materialista. Lo soy. Me preocupan mis bienes materiales. Esto es, mi casa y su hipoteca (y cómo pagarla); mi coche, sus revisiones y seguro (y cómo pagarlo); mi ropa, sus arreglos y sustitución (y cómo pagarlo); la comida de cada día (y cómo pagarla), etc. La lista de materiales necesarios para llevar una vida simplemente digna, sin lujos, es muy larga y sí, en estos últimos tiempos, me inquieta. ¿Cómo hacer frente a todos los gastos que implica vivir cuando el coste de la vida sube -y sube y sube y no deja de subir-, pero lo que uno cobra no mejora ni un triste céntimo?
También soy materialista, no lo voy a negar, cada vez que voy al supermercado y en mi cesta -desde que unos pocos han decidido hacerse ricos y otros mucho más ricos todavía-, no entra, por ejemplo, la carne roja. ¿Se han fijado a cuanto está el kilo? Y tal y como se desarrolla la economía actual, dentro de poco tampoco será accesible la siempre económica carne de pollo. Materialista cuando debo comprar enseres de oficina para mis trabajos o debo llenar el depósito. Materialista cada vez que me acerco a una librería y vuelvo con las manos vacías. Materialista cuando pongo la lavadora después de haber comprobado primero las horas más económicas del coste de la luz. Materialista cuando quiero estudiar más, aprender más y lo primero que pregunto es cuánto y en función de la respuesta lo hago o no. Sí, definitivamente, soy materialista.
Publicidad
A ver que, quizá, no sé, estoy equivocada con este asunto y he interpretado mal a Georgina. Quizá ella se estuviera refiriendo a otro tipo de materialismo. Al dialéctico de Marx, por ejemplo, o al histórico de Engels. Tal vez sea eso, sí. Puede que su reflexión fuera filosófica y, claro, ella no es materialista porque no comulga con ninguno de los dos pensadores mencionados. Ni con otros que igual trataron el tema. No lo sé, pero lo que sí sé es que, por desgracia, para muchas familias de este país, ser materialista sí es un necesidad y aunque me gusta pensar, como mi querido Shakespeare, que «no hay noche, por larga que sea, que no encuentre el día», la noche cada vez es más larga y el amanecer más lejano.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión