El maletín de la Policía Científica, ayer junto a las vías del tren.

Curiosos, rumores y suposiciones entre los vecinos del barrio

G. D. -R.

Miércoles, 5 de noviembre 2014, 00:13

A diferencia del día del hallazgo del cuerpo, los agentes vistieron ayer el chaleco reflectante para examinar de nuevo la zona. Su presencia atrajo curiosos, algunos por segunda vez. Ramón Suárez, uno de ellos, de nuevo con su perro y ayer acompañado de un amigo con su can, lamentaba «lo que ha cambiado el barrio. Éramos un barrio de gente trabajadora, de ferroviarios, pero ahora...». En el barrio seguía ayer la sensación de incredulidad aumentada al confirmarse a media mañana que el menor había sufrido una muerte violenta. «¿Quién podría hacerle eso a un niño?», se preguntaba Ana Llavona a la puerta de la popular cafetería Raymond's.

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El suceso se convirtió en tema de conversación y exclamación. De la incertidumbre inicial - «entendí que era un niño de 13 años y pensé que se había tirado al tren», relataba Llavona- a la certeza de que alguien causó la muerte de un pequeño «indefenso» antes de dejar su cuerpo en el barrio. «A lo mejor no eran de aquí y lo tiraron desde el tren», especulaba Suárez y asentía su compañero Manuel Cuervo, que matizaba que aunque el atajo que corre paralelo a las vías es muy utilizado de día, «apenas pasa un alma de noche. Pudo venir cualquiera, cruzar el seto y esconder la maleta pensando que no la iban a encontrar entre la maleza».

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