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La columna de humo llegó a los setenta metros de altura en algunos puntos.

«Oí una explosión y vi la uralita saltar por los aires»

Los vecinos oyeron varias detonaciones y vieron volar el tejado del almacén antes de ser desalojados

G. D. -R.

Viernes, 10 de febrero 2017, 02:59

Desde la casa de su suegra en el número 38 de la avenida de Pumarín, Javier García vio cómo saltaba la «chapa de uralita por los aires y las llamaradas y las explosiones». Fue lo más que vieron los vecinos, antes de que la Policía los desalojase. Las llamas que amenazaban sus viviendas se desarrollaban lejos de su vista, en el interior del patio de manzana. «Subían casi hasta el sexto piso», relató Ana Fernández, una de las últimas vecinas en abandonar su bloque de la calle Luis Braille.

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Las nueve de la mañana no es buena hora para obligar a la gente a dejar a la carrera sus viviendas. Varias vecinas comentaban en el parque de la calle Piñole que no les había dado tiempo a «arreglarse». «Me he vestido de cualquier manera y me he calzado sin mirar», explicaba Antonia García, otra de las vecinas que oyó «unas explosiones» y vio «saltar la uralita toda para arriba por los aires». A ella no le llegó a desalojar la Policía, porque le «picaron antes unos vecinos y salimos todos a la carrera».

No hubo escenas de pánico. A la única mujer que precisó atención sanitaria, de noventa y tres años, el incendio le pilló en bata y zapatillas. También a una joven que seguía las evoluciones de los bomberos asomada a una ventana del número 40 cuando el humo ya cubría medio barrio. Los agentes de Policía Local subieron a por ella y la bajaron junto a sus hijos de corta edad. Minutos más tarde los voluntarios de Protección Civil tuvieron que volver a la vivienda a por los biberones para el más pequeño.

A pie de calle, el alcalde, Wenceslao López, agradeció el esfuerzo de los bomberos y la Policía Local, la colaboración de la Policía Nacional y reconoció el peligro: «Este riesgo tan enorme que hemos pasado», dijo sobre el miedo a la propagación y las dificultades en la extinción al hacer el patio 'efecto chimenea' y avivar el fuego.

Los bomberos dieron por extinguido el incendio pasadas las 11.30 de la mañana, aunque permanecieron varias horas más en el lugar de los hechos enfriando y supervisando la zona. Un retén hizo guardia durante toda esta noche para evitar que se reprodujese algún foco o surgiese problemas en otros edificios. De hecho, dos coches resultaron dañados al desprenderse parte de las bovedillas del garaje situado bajo el almacén.

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A lo largo de la tarde, los vecinos aguardaron expectantes a que los bomberos les confirmasen la seguridad de sus viviendas. Algunos accedieron, acompañados por agentes, hasta sus pisos para recoger ropa, enseres o medicinas. Mientras los técnicos comprobaban la seguridad de las estructuras, los bomberos realizaban mediciones de gases para determinar las condiciones de los pisos. Bloque a bloque fueron confirmando a los residentes que podrían pasar la noche en sus casas, aunque algunos optaron por hacerlo en las de amigos o familiares ante el fuerte olor a humo. Las malas noticias llegaron para los vecinos del 36 de Pumarín. Los técnicos prohibieron el acceso al inmueble ante los daños del mismo, aunque fuentes municipales precisaron que la estructura no está comprometida.

Con todos los bomberos concentrados en Pumarín, aún hubo dos alarmas por incendios a la vez. Una olla y un fuego iniciado por unos menores escapados del centro Los Pilares. Poca cosa por fortuna.

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