Adiós a Amada Pérez, «una luchadora infatigable y con un gran corazón»

Familiares y amigos llenaron ayer la iglesia de San Tirso el Real para dar el último adiós a Amada Pérez, quien fuera presidenta de la Asociación Parkinson Asturias, fallecida anteayer a los 63 años.

El párroco del templo, José Luis Alonso, presidió el funeral y destacó durante su discurso la labor humanitaria de la fallecida. «Se esmeró por lograr buenos servicios para sus pacientes», recordó en referencia a la etapa de Pérez como enfermera en el antiguo Hospital General de Oviedo y a su lucha posterior en beneficio de enfermos de Parkinson.

A la edad de 44 años le diagnosticaron la enfermedad, que ella siempre afrontó con valentía y convicción. En declaraciones a este periódico, Pérez aseguró que el Parkinson «es un conviviente» que tenía consigo pero que era ella la que llevaba las riendas. Así fue durante los diecinueve años que batalló y así se lo reconoció ayer Oviedo. Su calidad humana y su solidaridad eran dos de las cualidades que más destacaban ayer quienes la conocían. «Era una luchadora infatigable y con un corazón gigante», comentó una de sus amigas, allí presentes. «Ya puede descansar en paz después de tanto sufrimiento», concluyó el párroco de San Tirso.