¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
El taxista Pepe Fernández a la salida del juzgado. Rosalía Agudín
Oviedo

«Me puso una pistola en la cabeza y pensé que mi vida se había terminado»

El taxista que fue apaleado y atracado en La Tenderina relata la agresión sufrida por los tres jóvenes, que han ingresado en prisión

Sábado, 24 de junio 2023, 16:43

Su cuerpo relata el calvario que sufrió. Tiene grandes moratones en el ojo y la frente, rasguños en la barriga producidos por un cuchillo de grandes dimensiones y vendas en la espalda por culpa de las puñaladas que le asestaron. José Fernández García, más conocido como Pepe, lleva 33 años en el sector del taxi y fue apaleado, encañonado y atracado la madrugada del jueves en la calle Rayo por tres jóvenes –dos hombres y una mujer– que acaban de ingresar en prisión tras la petición hecha esta mañana por la Fiscalía y la decisión del juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo, en funciones de guardia. Se enfrentan a los delitos de robo con violencia y/o intimidación así como el de lesiones con instrumento peligroso.

Publicidad

La víctima ya ha sido dada de alta y a primera hora de la mañana se desplazó al juzgado de guardia del Palacio de Justicia donde fue examinada por el médico forense y relató lo ocurrido ante el juzgado. Todo comenzó a las 4.40 horas en la calle Roma «cuando dejó a un cliente». Pensó a dónde ir y es común que a esas horas reciban el aviso de un hombre que pide un taxi para ir a trabajar.

Esperó el encargo en la parada de Consultas Externas del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) cuando de repente aparecieron tres jóvenes. «Venían de la zona del aparcamiento y me preguntaron si estaba libre; les dije que sí, que estaba trabajando». Fernández les miró y ellos le preguntaron que «si les parecían sospechosos», pero el taxista dijo que no.

Uno de los hombres se sentó en el asiento del copiloto, la pareja en la parte trasera del coche y le pidieron ir al número 1 de la calle Rayo. El viaje fue tranquilo, pero cuando llegaron a La Tendernina, comenzó la pesadilla. «El que iba detrás mío sacó un cuchillo grandísimo y la chica también me agredió. Me pidieron el dinero y el copiloto me cogió como si fuese una llave de judo. Me puso una pistola en la cabeza y noté el hierro; pensé que mi vida se terminaba».

El arma, prosigue, era tipo «revolver» y «me machacaron». Le agredieron mientras él buscaba el dinero correspondiente a la recaudación de tres días más el propio de él. En total, 600 euros. «No lo encontraba y les dije que estaba en la chaqueta para que lo cogieran».

Publicidad

Le sacaron del vehículo por la puerta del copiloto y uno de ellos encontró el botín en el que también estaba el teléfono móvil de Fernández, las tarjetas del banco, las llaves de casa y del taxi, así como del dispositivo electrónico que permite a los profesionales recibir los avisos y estar geolocalizados. Los tres jóvenes huyeron del lugar y «a mi me dejaron tirado en el suelo».

Una vecina de la calle Rayo vio todo lo que ocurrió y dio aviso a los servicios de emergencias. También aparecieron otros taxistas porque Fernández había pulsado en varias ocasiones el pedal de alerta advirtiendo de la pesadilla que estaba sufriendo. Una UVI móvil le trasladó hasta el hospital donde estuvo ingresado casi dos días hasta recibir el alta.

Publicidad

Los dos chicos y la chica fueron detenidos el jueves por la tarde en Vetusta y han permanecido dos noches en calabozos a la espera de que los agentes recabasen todas las pruebas necesarias para entregárselas al juez. El taxi, por su parte, pasó el primer día en el depósito de la grúa y el viernes por la mañana fue analizado por la Científica. «Tomaron todas las huellas», relata el dueño del vehículo que acompañó a su compañero al juzgado y donde también fue interrogado.

Hasta allí también fueron trasladados los tres detenidos y en su declaración afirmaron no acordarse de lo ocurrido porque habían consumido estupefacientes. La Fiscalía solicitó al juzgado que ingresasen en prisión debido a «la gravedad de los hechos, la existencia de indicios sólidos de criminalidad, riesgo de fuga, reiteración delictiva y destrucción, ocultación y alteración de fuentes de prueba». Algo a lo que el juzgado acabó accediendo en el correspondiente auto.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad