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Jaime Gómez, en la carnicería que abrió su padre, Kiko. FOTOS: PABLO LORENZANA

Un barrio con «mucho ambiente»

Otero, que comenzó a edificarse en los años ochenta, cuenta con 7.015 vecinos y dispone de numerosos equipamientos públicos

COVADONGA DEL NERO

Lunes, 6 de junio 2022, 01:03

Al sur de la capital, tras la ronda del mismo nombre, entre San Lázaro y Villafría, se levanta Otero. Un barrio relativamente nuevo, donde gran parte de sus 7.015 vecinos actuales, según el censo municipal, recuerdan cuando estaba «lejos de parecer un barrio y era un fangal».

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Comenzó a edificarse y asfaltarse a partir de los años ochenta del siglo pasado, en plena Transición, y muchos de los logros obtenidos tienen detrás el trabajo de la asociación vecinal, que cumple más de cuatro décadas. Con el paso del tiempo y el esfuerzo, el colectivo consiguió que cambiaran los tejados de las viviendas, así como veintidós ascensores -financiados entre el Ayuntamiento, el Principado y los vecinos-, un aparcamiento de zona blanca, la limpieza de las fachadas y un sinfín peticiones de la asociación.

Otero dispone de todos los servicios necesarios para el día a día: el centro de salud, compartido con sus barrios contiguos -ya que las zonas de Otero, Villafría y San Lázaro hacen vida conjunta, a pesar de ser tres zonas diferentes-, el centro social y el instituto destacan entre sus instalaciones. También el polideportivo, entidades bancarias, comercios, bares y restaurantes.

Estos últimos son los que han conseguido que el barrio se llene de ambiente, sobre todo los fines de semana. Una zona que según sus propios vecinos está «bastante envejecida», compuesta por aquella entonces sociedad obrera que se trasladó hace ya más de cuarenta años, pero que empieza a resurgir con la llegada de gente más joven, familias con niños pequeños.

Además, la plaza entre la calle Otero y Julián Cañedo es una de las plazas más concurridas, en la que decenas de jóvenes se reúnen a disfrutar de los eventos musicales y culturales de una zona que comienza a sonar en toda la capital. También los más pequeños disfrutan de un parque infantil en una zona peatonal. Además, a la entrada del barrio da la bienvenida la parroquia, inaugurada el 5 de junio de 1988.

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Otero y Villafría también tiene pendiente una obra municipal: la unión del final de la rampa de Isidoro Chamorro con el fondo de saco de Asensio Bretones a través de un paso de peatones.

«A Otero empieza a llegar la gente joven y es una alegría»

Jaime Gómez tiene los mismos años que su carnicería. Fue su padre, Genaro Gómez, 'Kiko', y su tío, hermano de este, quienes llegaron de América y «con las perras que traían de allí» decidieron abrir este negocio en la calle Otero, por la parte de abajo de lo que se considera un centro comercial -con muchos de sus negocios en continuo cambio-. Y actualmente es Jaime quien lo regenta.

Recuerda cómo ha ido cambiando todo allí. Al principio, hace ya 46 años, solo había la Caja de Ahorros y muy pocos vecinos. «Se trajeron aquí la carnicería porque está cerca del centro, pero sigue siendo un barrio», zona donde la gente tiende a comprar más en negocios de comercio local.

«Es un barrio bastante envejecido, pero empezamos a ver llegar a gente más joven y es una alegría para los vecinos y comercios de Otero», explica. Una llegada de residentes que permite que «abran nuevas cafeterías, lo que es bueno para el resto de negocios».

Y esa llegada de nuevas aperturas de bares, así como «eventos musicales que animan a venir a gente de otras zonas», hacen de Otero «un barrio con muchísimo ambiente, más aún los fines de semana». Casi a cualquier hora hay movimiento: «Niños yendo al colegio e instituto, gente mayor haciendo recados y compras, y personas disfrutando de un café o una cerveza en las terrazas». También las zonas verdes de los alrededores y los aparcamientos de zona blanca -aunque siempre llenos de vehículos, al ser una de las pocas zonas donde no hay que pagar- son dos ventajas.

«Tenemos todos los servicios necesarios para no tener que acudir al centro a realizar ninguna compra», añade el carnicero. Además, que en caso de tener que desplazarse, «apenas tardamos unos minutos en llegar al Ayuntamiento y de ahí al resto de la ciudad poco más». Un barrio que, para Gómez, «empieza a resurgir y ojalá sea así».

«Esta plaza me parece de las mejores de todo Oviedo»

Antes de la pandemia, hace cuatro años aproximadamente, el matrimonio formado por Paulina de la Fuente y Aurelio Menéndez decidieron abrir el bar La Plazoleta. Tras toda una vida dedicada a los negocios y la hostelería -Menéndez es uno de los impulsores de La Ruta de los Vinos-, siempre tuvo claro que «quería tener un local hostelero aquí, en Otero». Son vecinos de la zona y son conocidos. «En un barrio siempre es mejor abrir una cafetería, por la fidelidad de los clientes. Aunque también podríamos haberla abierto en el centro de Oviedo, preferíamos estar aquí», indica De la Fuente. Así comenzó la última de sus andaduras juntos, y por el momento «no podemos estar más contentos».

Una zona, la de dicha plaza ovetense, que «tiene muchísimo ambiente». Un ambiente que perciben «todos los días, pero lo de los fines de semana con buen tiempo es increíble». «Tiene muchísimo tirón y percibo que empieza a llegar juventud, al menos así lo vemos desde nuestro bar», explica De la Fuente.

Gente «con ganas» de disfrutar y de salir a tomar algo. «Es la tranquilidad de tener toda esta zona peatonal, en la que puedes tomar algo mientras tus hijos corren por la plaza sin ningún peligro es algo impagable», consideran los dueños del local hostelero. Además, su cercanía con el centro de la ciudad y «tener todos los servicios a mano» son las grandes ventajas del barrio del sur de la ciudad. «Esta plaza me parece de las mejores de todo Oviedo, por su ambiente, su ubicación lejos del ruido del centro pero cerca para poder venir desde allí», aseguran los dueños. «Viene bastante gente de otros barrios para disfrutar de esta zona».

«Es una zona ideal para vivir también, con gente de todas las edades»: zonas amplias, centro de salud y social, parroquia, guarderías, y comercio local de todo estilo. «Tenemos de todo», concluye esta pareja, que no piensa en moverse de Otero.

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