El barrio de La Tenderina de Oviedo «está lleno de casas abandonadas con okupas»

Hace un mes y medio, los vecinos de La Tenderina se asomaron sobresaltados a las ventanas al escuchar el sonido de los coches de Bomberos. El humo procedía de la calle Carlos Sainz, de una casa abandonada. No era la primera vez que ocurría algo similar porque el barrio «está lleno de casas con okupas», denuncia la presidenta de la asociación vecinal, Lorena Mora, quien lamenta que muchas de las viviendas «se han convertido en un refugio perfecto para el consumo de drogas». «Son muchísimas las que están en mal estado y es un vergüenza», expone.

Una de las zonas «más problemáticas» es la calle Rayo. Desde el Grupo Municipal de Vox, liderado por Cristina Coto, han urgido en varias ocasiones «eliminar los focos de suciedad, las ratas y la inseguridad» porque en «alguna zona se han convertido en una especie de basurero pirata sin que el Ayuntamiento tome cartas en el asunto». Algo que también corrobora Mora, quien teme que con esta situación «acabe ocurriendo un día una desgracia».

Otra de las zonas que tiene varias edificaciones en mal estado es la mencionada calle Carlos Sainz, ubicada detrás del parque, junto a la iglesia del barrio. «Allí ya hubo un incendio hace tiempo» y el pasado 20 de marzo la situación se repitió. Los bomberos estuvieron trabajando durante una hora en una zona donde se encuentran varias edificaciones que están rodeadas de maleza. Por fortuna no hubo que lamentar daños personales, pero sí materiales.

Estos no son los únicos lugares con problemas en el barrio. Un hombre resultó herido de gravedad en febrero de 2021 tras caer desde un muro de tres metros de altura mientras trataba de acceder a una vivienda supuestamente okupada en el número 168 de la calle La Tenderina y falleció horas después en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

También los chalés de la fábrica de armas de La Vega están en mal estado ante la nula inversión para mantenimiento desde que la fabricación se trasladó a Trubia hace diez años. Sus ventanas se encuentran sin cristales, están rodeados de maleza y a ello se suman las denuncias de los vecinos de la presencia de ratas en la zona porque hay quien deja comida para los gatos en el muro que separaba el recinto, cerrado desde hace diez años, de la calle Tenderina Alta.

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