«El Hospital lo movía todo en esta calle»
Los comerciantes luchan por resistir en una zona en la que todavía se abre la persiana de algún nuevo negocio
Hay calles en Oviedo que cuentan historias, y la de Flórez Estrada es un relato de auge, caída y una tenaz resistencia. Situada a ... la sombra del esqueleto del antiguo Hospital Central de Asturias (HUCA), esta vía, que un día fue una arteria comercial llena de vida, hoy lucha por no desaparecer. Sus comerciantes se niegan a rendirse y luchan día tras día. La historia de la calle, tiene y mucho. Fue en un Pleno municipal de mayo de 1966 cuando la conocida como calle de los chalés de Mutualidades Laborales pasó a llamarse oficialmente Álvaro Flórez Estrada; una vía paralela a la importante avenida del Cristo de las Cadenas y que durante años acumuló un trajín de viandantes gracias al funcionamiento de las antiguas instalaciones del HUCA y la extinta galería del Calatrava.
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Compás
En medio de la lucha de los veteranos, un soplo de aire fresco llega desde una librería, donde Mihai Ciobanu, rumano de origen, apenas lleva un mes. Su testimonio es breve pero poderoso, una nota de esperanza en medio de la incertidumbre. «Se siguen vendiendo libros», afirma con una sencillez rotunda. Y añade la clave: «Los niños quieren el papel». Sobre la calle, ni una queja. «No es mala, yo le veo el lado positivo y la gente entra a comprar».
Pantaramundi
Nadie describe mejor la transformación que Javier Fernández, de la panadería Pantaramundi. Con 22 años tras el mostrador, su memoria es un archivo vivo del esplendor pasado. «Era comercial la calle, ya no. Había de todo, el HUCA lo movía todo», recuerda con nostalgia. La realidad actual es de un enorme contraste. «Esto está muerto aquí un domingo. Si es como ahora, no me pongo aquí». Su anécdota es demoledora: «Yo me levantaba a las seis de la mañana y vendía 500 barras; ahora, la primera venta es a las once».
Odoco
Esa herida del cierre del Hospital la conocen bien en Odoco, la tienda de decoración y descanso de referencia en la calle. Mónica Suárez y Fernando López tomaron las riendas de un negocio familiar abierto en 1982. Han visto de todo. «Vivimos de cerca el cierre del HUCA y la caída en desgracia del Calatrava», explican. El resultado fue fulminante: «A partir de cierto punto, es una calle muerta, como entrar en un barrio fantasma».
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A pesar de todo, en Odoco han encontrado la fórmula para sobrevivir: la confianza. «La tienda funciona bien y tenemos una clientela más o menos fija, estable; funcionamos mucho por el boca a boca», aseguran. Este legado les ha permitido atender a padres y ahora a sus hijos, con la esperanza de seguir haciéndolo «otros cuarenta años más». Son ellos quienes atisban una luz, un tímido renacer: «Es solo ahora, poco después de la pandemia, cuando ha empezado a resurgir un poco».
Sprint Sport
Si alguien sabe de resiliencia es Carolina Fernández, de Sprint Sport. Cogió el testigo de esta tienda de deportes con más de treinta años de historia hace ahora seis años, en 2019, justo a tiempo para toparse con lo impensable. «Esta tienda sobrevivió al cierre del HUCA, a dos cierres de pandemia y ahora a la inflación», enumera, como si contara las medallas de una guerra. La crisis económica en que evolucionó la sanitaria «la pilló por sorpresa», pero no la derrotó. Sabe que a los autónomos les cuesta y que por eso han cerrado tantos negocios a su alrededor, pero ella mantiene intactas las ganas y, sobre todo, «el valor de decir aquí sigo, a trabajar y no rendirse pese a que la calle no da esperanza por mucho que lo sigan intentando».
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