«La crisis debe de ser un revulsivo para agitar conciencias y cambiar alguna cosa»
José Manuel Ferreira, hasta ayer vicepresidente primero, asume la presidencia de la Cámara de Comercio tras apartarse Paniceres
J. C. A.
OVIEDO.
Miércoles, 10 de junio 2020, 00:57
José Manuel Ferreira lleva «una mañana complicada» cuando atiende a El COMERCIO. Apenas unos minutos antes, Carlos Paniceres acaba de comparecer ante los medios para anunciar su renuncia temporal al frente de la Cámara de Comercio de Oviedo nombrándole a él, hasta ayer vicepresidente primero, máximo responsable de la entidad cameral. «Trataremos de ser fieles al legado de Carlos durante los meses que nos toque estar aquí», avanza refiriéndose a su «compañero y amigo» antes de quitarse hierro.
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«Esto es una circunstancia no deseada y sobrevenida. Yo me encontraba muy a gusto en el puesto que tenía, que es donde creo que puedo ser útil, pero toca asumir este compromiso. Lo hago lógicamente con todo el sentido de la responsabilidad», explica.
«Lo que importa ahora es que Carlos recupere pronto la salud , porque además de presidente de la Cámara es amigo desde hace muchos años. Esperamos que en un corto periodo de tiempo pueda volver con la salud reconquistada porque todo esto ha sido bastante prematuro y rápido», ahonda Ferreira alabando el ejercicio de transparencia de Paniceres a la hora de explicar su condición médica y los motivos por los que ha tomado la decisión de apartarse de la presidencia de la entidad y de sus labores como máximo responsable de Transinsa.
«Es importante no alarmar porque lo que hay es una vida muy comprometida e intensa en los últimos tiempos con unos análisis fuera de parámetros y nada más. Es cuestión de que recupere la salud y la energía de siempre», aclara.
Objetivos
La labor continúa en la Cámara. Sobre la mesa, sostiene Ferreira, descansan cuatro documentos de trabajo. «Hemos desarrollado cuatro piezas del decálogo», incide. Un decálogo que la entidad cameral presentó hace un mes para luchar contra la crisis económica aparejada a la sanitaria. Por un lado, la «desburocratización»; por otro, el «objetivo de transformación cultural de Asturias»; en un tercer lugar, la creación de la «oficina de supervivencia de empresas que tienen potencial de permanencia pero que están pasando por dificultades»; y por último, el impulso a «la oficina de captación de inversiones vinculada al fondo de capital riesgo», enumera Ferreira. «Esos son los cuatro documentos de trabajo desarrollados a partir del decálogo en los que nos vamos a centrar», agrega.
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Y, para ello, dice tener «de forma explícita» todo el apoyo del comité ejecutivo, formado por catorce empresarios «comprometidos cada vez más con este proyecto», además de todos los profesionales de la Cámara». «En ellos basaré el tiempo de trabajo», sostiene.
La Cámara de Comercio, desde que se suprimió en el año 2013 el recurso cameral permanente que aportaban las empresas, no había logrado equilibrar sus cuentas hasta el ejercicio pasado. Cerró 2019 en positivo en un proceso de balance que permitía, antes de la crisis, ser optimistas acerca de la incidencia de la entidad en el tejido socioeconómico de la región como soporte de empresas y autónomos.
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Crisis y oportunidad
El coronavirus lo ha cambiado todo. Desde la propia actividad de la entidad durante el confinamiento, cuando abrió charlas y seminarios diarios a todo el público hasta ayer mismo en el relevo en la presidencia. La filosofía de Paniceres y Ferreira, en esencia, es la misma. «Hemos vivido un episodio de salud pública muy grave y la Cámara ha hecho un esfuerzo. Ahora nos toca convertir esta situación para que no sea una catástrofe, sino un acicate para agitar las conciencias de los que vivimos aquí», argumenta. «Un revulsivo para cambiar lo que se venia haciendo mal desde antes y que ahora ha quedado más explicitado con el coronavirus».
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