Desarme de Oviedo, sabor de época
Tradición. ·
La plaza de la Catedral y el paseo del Bombé se convierten en los epicentros de la fiesta gastronómica más ovetenseLa jornada del Desarme en Oviedo mantuvo este sábado un nivel muy alto desde primeras horas de la mañana hasta las últimas de la tarde, con un intenso programa que comenzó antes del mediodía con la imposición de una corona de laurel en la tumba de los fallecidos en la batalla de Oviedo de 1836, que se encuentra en una de las capillas laterales de la iglesia de San Isidoro el Real. Casi un centenar de hermanos cofrades, ataviados con el uniforme reglamentario, accedieron al templo, regados de pétalos de rosa, para homenajear a los caídos, recibidos por el párroco de la iglesia, José Luis Alonso Tuñón.
En el exterior de la iglesia, es decir, en la plaza del Ayuntamiento, un grupo de militares de época dispararon salvas en honor a los caídos. A partir de ahí, un desfile de militares y de cofrades hasta la plaza de la Catedral, rodeados de turistas que, móvil en mano, grababan cada segundo de la marcha. «Es impresionante. Desde que hemos llegado a Oviedo el viernes no hemos parado de ver actividades por las calles y estas del Desarme son de lo más llamativas», explicó Sara Suárez, una zamorana que visitaba por primera vez la ciudad y que desconocía que su visita coincidía con el Menú del Desarme. «Lo vamos a pedir para comer mi marido y yo, ¿será muy pesado?», preguntaba la señora y recibía cumplida respuesta por parte de un cofrade: «No, mujer. ¿Desde cuándo es pesado el menú de la paz? Ojalá hubiera muchos más».
En la plaza de la Catedral y ante varios cientos de personas, cinco bandas musicales, capitaneadas por la Banda de Música Ciudad de Oviedo celebraron un certamen musical que se cerró con dos temas: el himno del Desarme y el himno de Asturias que silenciaron a una plaza repleta hasta la bandera al acercarse las dos de la tarde. Tras la música, turistas y ovetenses se desperdigaron por los más de 70 restaurantes que ofrecen el Desarme, hasta que llegó la hora del concurso de trajes de época, donde más de 250 personas disfrutaron de sus vestimentas en el paseo del Bombé del Campo San Francisco para pasar una tarde plácida y de buena temperatura. Hasta que, a las ocho y media de la tarde, comenzó el desfile que llenó de aroma a otras épocas, olor de isabelinos y carlistas, de cuellos duros y sombreros, de estolas y pajaritas todos los rincones del principal pulmón ovetense y de las calles del centro del casco antiguo hasta la plaza del Ayuntamiento. Desfile que despertó una inusitada curiosidad entre los turistas.