«Es muy desconcertante que nadie te eche de menos en cuatro años»

En los 80, Vicente Díaz Faixat ganó un concurso para rehabilitar veintidós edificios públicos como casas de cultura, «de San Tirso de Abres a Arenas de Cabrales» , e invitó a otros tres jóvenes arquitectos a compartir el encargo. «Con José María (González Álvarez-Luengo), trabajé mucho», Carlos Joglar y Justo López García. «Lo tomamos en un plan muy divertido, teníamos mucha libertad para adaptarnos a cada concejo. Ojalá todos los proyectos fueran así», recordaba ayer Díaz Faixat de su compañero fallecido. Ambos también proyectaron las torres de Los Catalanes. «Tuvimos mucha relación y afecto, pero luego empezamos a no vernos». «Le salió un proyecto en Gijón, en Cimadevilla, pensé que trabajaríamos juntos, pero me lo pasó». Con Justo López García, hoy su socio, comparte el estupor por la noticia: «Estamos muy desconcertados, cómo es posible que nadie te eche de menos en cuatro años».

Los hermanos Álvarez-Luengo no tenían mucha familia. Su padre, médico en Oviedo, falleció hace décadas; su madre, a mediados de los 90, tan solo un hermano bastante mayor que ellos, que fue ingeniero de Ensidesa y vivió en Avilés hasta su fallecimiento, dejó unos sobrinos que no tenían ninguna relación con ellos y residen en Valladolid, apuntaron fuentes próximas al caso.

La semana pasada, Bomberos rescató, con apenas unas horas de diferencia, a dos personas mayores que, tras sufrir sendas caídas en sus casas, no habían podido levantarse ni pedir ayuda y llevaban más de 24 horas tiradas en el suelo. El creciente número de personas de edad avanzada que viven solas (850.000 mayores de 80 años o dos millones de mayores de 65) está multiplicando este tipo de casos. También el de los que fallecen en su domicilio, sin que nadie se percate durante días o años.