Ginkgo espera la autorización municipal para iniciar la descontaminación de la Fábrica de Gas

Así lo informaron ayer fuentes cercanas a la operación. Los trabajos no serán fáciles –hay miles de toneladas de tierras impregnadas de hidrocarburos, entre otros elementos– y costosos. En total, 6,6 millones de euros que asumirá de forma íntegra el fondo que no recibirá ayudas públicas.

Entre los números que manejan figura que sólo la gestión de tierras en vertederos autorizados costará 3,3 millones de euros; será la parte más costosa. Además, la demolición de cimentaciones o subestructuras y la gestión de residuos ascenderá a 435.000 euros, otros 630.000 corresponden con el coste para la rehabilitación del gasómetro mediante una limpieza industrial, el tratamiento de efluentes y el desmantelamiento y la gestión de residuos. No será lo único. Hay que añadir otro medio millón para la gestión de aguas a través de la instalación de dos barreras hidráulicas con pozos de bombeo así como otros trabajos que provocarán la millonaria inversión.

En definitiva, serán unas labores donde la nave de la Popular Ovetense así como la zona que sostiene la marquesina –en estado de ruina–, y el horno tendrán un papel fundamental. «Concentrarán, como es lógico, el grueso de la descontaminación debido a que fueron los elementos principales de la actividad industrial». Otro foco importante, prosiguen las mismas fuentes, será el depósito. «Acumula agua muy contaminada con hidrocarburos y alquitrán», agregaron,

Ginkgo también está a la espera de recibir el informe del Ayuntamiento sobre «la propuesta de modificación del catálogo». También la Consejería de Cultura tiene algo que decir. «Esperamos el informe, que por el momento no es vinculante, de Patrimonio en respuesta a la consulta previa realizada por el equipo para una óptima planificación entre las administraciones competentes», según añadieron estas mismas fuentes.

Todo ello mientras continúa el diseño de la operación. El objetivo final es transformar la antigua factoría de gas y electricidad en un moderno polo residencial y urbano con nuevos espacios libres para la ciudad. El plano técnico y creativo de la operación lo lidera el arquitecto navarro Patxi Mangado a intención de Ginkgo, especialista en la regeneración urbana de este tipo de suelos y con ejemplos de éxito en diversos puntos de Europa, y su objetivo es agilizar al máximo el proyecto, pero «siempre cumpliendo los plazos que marca la administración».

Esto será en Oviedo –porque también han iniciado otro proyecto en Gijón–, y proponen una suerte de torre de cristal en el gasómetro y la distribución de los volúmenes edificables a través de una gran plaza central arbolada con cinco accesos amplios a los barrios desde el casco histórico. Entre ellos, uno que discurrirá entre el complejo y las inmediaciones de la Catedral a través de una pasarela voladiza con vocación de singularidad arquitectónica.

El proyecto completo pasa de largo de los 52 millones y habrá culminado, según el planteamiento inicial, dentro de unos seis años. De esta forma, la Fábrica de Gas se abrirá a los ovetenses a través de diferentes espacios de uso público.