La Librería Cervantes, el templo eterno de la literatura

En septiembre de 1921, Alfredo Quirós comenzó «un sueño» en el número 3 de la calle Doctor Casal. El ensanche de la ciudad, por aquel entonces, estaba por explorar y explotar. Un local, modesto al principio, como cualquier librería en los tempranos años veinte, que fue creciendo hasta convertirse en uno de los principales puntos de encuentro literario, templo de escritura y de escritores de toda la zona norte del país. Quirós padre presenció la inauguración de la nueva sede del establecimiento en el número 9 de la misma calle sesenta y cinco años después. Lo que no vio (falleció en 1995) fue la demolición de la primera, en 2005, ni el que fue uno de los mayores hitos de su hija Conchita: la creación, en 1996, de la primera web de Cervantes.

Un logro temprano que supo prever, con diez años de adelanto, el futuro del libro y la importancia del plano digital para su venta y difusión, así como para el pequeño comercio local. Desde entonces, la Librería Cervantes ha competido sin rasgarse las vestiduras con los gigantes del sector y ha ido cosechando premios, uno tras otro, a lo largo de su trayectoria. La Medalla de Asturias de Plata en 2007, sellos de calidad, premios a la digitalización y un sinfín de conmemoraciones que Conchita Quirós atesoró e hizo crecer sin pausa.

En los últimos años, el trabajo de la ahora homenajeada se centró en mimar al extremo el Foro Abierto de la librería, un espacio en el que se daban cita las novedades y los autores con mayor renombre de todo el país. A esos encuentros acudió en 2005 el Nobel Mario Vargas Llosa. Arturo Pérez-Reverte hizo lo propio en varias ocasiones, la última en 2016. También el cubano Leonardo Padura en 2015 y 2019. Y la casa, siempre presente en los grandes actos de ciudad, acogió a premiados de los Princesa como Mary Beard o el filósofo Emilio Lledó.