«La vida me propinó un tortazo»

Comenzó rodando por el suelo, bromeando, cambiando de lugar el mobiliario de la palestra y admitiendo: «Yo soy nuevo en esto, pero llevo veinte años subiéndome a los escenarios». Así fue, entre risas y vítores, cómo empezó, con severas tablas para la comedia, el discurso de Ramón Melendi durante la mañana de ayer en el Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo.

Su visita no estaba confirmada, y fue, a modo de sorpresa final, el broche de oro al congreso Lo que de Verdad Importa, que reunió en la capital del Principado de Asturias a Pedro Aguado, Lary León y Fon de Luján para hablar de las experiencias más traumáticas de sus vidas y cómo lograron superarlas. Allí, Melendi develó algunos de los momentos más angustiosos que vivió durante los primeros años de su carrera discográfica. Vivencias relacionadas con el abuso de alcohol y drogas.

«Todo lo malo que nos ocurre sucede porque nos boicoteamos a nosotros mismo», expuso el afamado cantante. «Tenemos miedo constantemente, y, a veces, lo escondemos debajo de etiquetas como la vergüenza», declaró. Explicó que tras su viaje a Madrid cuando tan solo tenía veinte años, la vida comenzó a cambiarle; tanto así que «con 22 primaveras ya había vendido un millón de copias de un disco que curiosamente se titulaba 'Sin noticias de Holanda'» sin apenas conocimientos musicales. «Me cambió la vida, pero me di cuenta de que la imagen de éxito que vende la sociedad es mentira», relató.

Con el éxito y el dinero vinieron los «excesos» y las «drogas», «las prisas», afirmó; «pierdes a tus amigos y se te acerca gente que no te quiere bien». «Tanto fue así que no me di cuenta de todo lo que me estaba pasando hasta que ocurrió el incidente del avión». Hace 11 años, fue el causante de un escándalo que obligó al piloto a volver a tierra una vez que la aeronave, con destino a México, ya había despegado. «Llegaba cada noche a casa en unas condiciones lamentables y no me reconocía cuando me miraba en el espejo. Solo seguía, sin pararme a pensar», admitió. Después de eso, según el artista, todo comenzó a ser «diferente».

Tras cuatro meses interno en un centro de rehabilitación para drogodependientes en Colombia, «curiosamente», relató cómo volvió a recaer y cómo no fue hasta que conoció el Reiki (una terapia budista) y a su mentora, Joaquina Fernández (ya fallecida) que su vida comenzó a tornar más saludable. «Me di cuenta de que es imposible cambiar la realidad si antes no puedes cambiar la imagen que tienes de ti mismo», confirmó, y añadió, además, que «las personas sanas de verdad son las que pueden comunicar y saben cómo hacerlo».

Los jóvenes atendieron emocionados a todas y cada una de las palabras de su ídolo. Tanto que, tras cada frase, el auditorio ensordecía con los plausos de los más de 2.000 jóvenes.

Al final, respondió a preguntas de los asistentes, y, entretanto se animó a entonar los primeros versos de 'Caminando por la vida', explicó que para no recaer en los excesos hay que ser prudente y tener «cuidado» con la impredecibilidad de la vida.

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