El Prerrománico, punto de partida para la nueva candidatura a la Unesco

La cuestión no es baladí. La ciudad trató de conseguir el mismo reconocimiento para la ciudad «intramuros» hace veintitrés años, pero fracasó. A excepción, eso sí, de tal mención para la fuente de la Foncalada, San Julián de los Prados y la Cámara Santa. Trece años antes habían recibido el mismo honor Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Y esos serán, manifestó Hevia, «los cinco puntos» que servirán como base para entender qué los diferencia y cómo aplicar eso al resto de propuestas que se vayan incluyendo. «Iniciaremos visitas pormenorizadas a cada monumento indicando las prioridades», aseguró.

El resto de cuestiones consensuadas, anticipó, serán «mantener y mejorar el patrimonio existente y sus entornos, concretar los distintos valores culturales a reconocer en la ciudad, señalar los objetivos complementarios para potenciar esos valores, y realizar una progresión escalonada en la tramitación de los posibles reconocimiento», finalizó el arquitecto tras advertir que la próxima reunión se celebrará el 11 de mayo a las cinco de la tarde. Junto a él, la delegada de Bienes Culturales de la Diócesis, Otilia Requejo; la catedrática de Historia del Arte, Yayoi Kawamura; el historiador Ángel de la Fuente; y el encargado del archivo histórico de la Sancta Ovetensis, Juan José Tuñón.

La iniciativa fue aprobada por el Pleno municipal el pasado 28 de julio. En aquel momento, la idea pasaba por solicitar la máxima declaración patrimonial para la ciudad en su conjunto.

Ahora, tras un cambio de rumbo en el planteamiento inicial, los expertos estudian ahora si centrar la propuesta en el Oviedo Antiguo.