La ciudad regresa al pasado llevada por los 'haigas'
Quince automóviles 'desfilan', a falta del tradicional, por Oviedo en el Día de América en Asturias ante la mirada de decenas de curiosos
C. DEL NERO
OVIEDO.
Lunes, 20 de septiembre 2021, 00:43
«Quiero el más grande/caro que 'haiga'». Así pedían los indianos los automóviles, según la leyenda popular. Desde entonces, aquellos vehículos americanos, grandes y ostentosos son popularmente conocidos como 'haigas' y parte del colorido Desfile del Día de América en Asturias desde hace décadas. Ayer, no hubo pasacalles, suspendido por la SOF por las condiciones sanitarias, 'haigas, haberlos, hubo'. En exhibición sobre la Losa y generando admiración al circular por la ciudad.
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Una iniciativa de la SOF para mantener la vinculación de los propietarios de estos clásicos con el Día de América en Asturias, que era una de las pocas citas donde los indianos pudieron mostrar sus 'haigas' a partir de los años 50 del siglo pasado. Ahora, aficionados a los clásicos son quienes muestran que los vehículos «no aparecieron hace dos días». Con mimo y cuidado, vehículos que datan de entre 1948 y 1962 se mantienen a punto para días como el de ayer.
Víctor Fernández, vestido de sheriff americano, es dueño de algunos de los 'haigas' expuestos en la losa. En su caso, el vehículo que más llama la atención es un coche de Policía de Atlantic City. «Es del año 1958 y es auténtico», comenta. «Sus sirenas, sus ruidos, todo». Autenticidad por los cuatro costados. De hecho, viaja una vez al año a Pensilvania a una feria de piezas de este tipo de vehículos para mantenerlo en perfecto estado.
Lo adquirió hace cinco años en Estados Unidos y, con 63 años, el Chevrolet está «en perfectO orden de marcha». A escasos metros de este, se puede ver algún Cadillac, Pontiac, Packard y hasta un Rolls Royce como el de Elvis. A Herminio Cárcaba le pertenece un Packard de finales de los años 40, diseñado por el neozelandés Darrin. «Era el Rolls Royce americano». Cárcaba lo adquirió hace años en Long Island.
Ya por aquel entonces tenía una tecnología «increíble». «Elevalunas, capota, y asientos, electrohidráulico», explica Cárcaba. «Tiene un motor de ocho cilindros en línea, 145 caballos con tres velocidades y 'overdrive'», continúa, fascinado, a pesar de sabérselo de memoria. «Este automóvil era sinónimo de fiabilidad». En un tono verde pastel, Andrés Llano tiene impecable su Ford Fairline de 1956. «Es una querida, pero con la que no duermes», comenta sobre el amor por los coches clásicos, en concreto por el suyo propio.
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Desde hace doce años, este Ford duerme en el garaje de Llano, donde lo limpia y lo mima todo lo posible, Lo restauró él mismo tras adquirirlo. Con seis metros de largo y otras tantas plazas, una moqueta verde pradera, y unos faros que recuerdan a un cohete, en él han viajado «muchos pregoneros». Melendi, Víctor Manuel y Los Morancos cataron este automóvil que parece, ya no de otra época, sino de otro planeta. Ayer, junto a Llano iba El Mateín, en el pequeño recorrido que realizaron estos coches, con el coche del sheriff a la cabeza, con la sirena sonando, y un autobús Alsa de la época custodiando el convoy.
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