Oviedo retumba con los fuegos

Fueron 700 kilos de pólvora que hicieron temblar gran parte de la ciudad, consiguieron que pareciera casi de día en algunos momentos y entusiasmaron al público, mucho y muy familiar, que atendía con los ojos muy abiertos y con pequeños sustos a la explosión de luz, color y sonido.

Todo el mundo conoce los fuegos artificiales, todo el mundo los ha visto pero da igual que se hagan una y mil veces. El poder hipnótico del fuego se multiplicó ayer cuando la informática pirodigital fue la encargada de lanzar a la atmósfera festiva y mateína camuros, que son las palmeras que explotan en lo alto y se abren en numerosas ramas y colores centelleantes; intermitentes, que se encienden y se apagan en el aire; perlas y lentejuelas blancas.

Muchas exclamaciones de «ooohhh...» y aplausos mientras las figuras se dibujaban en el oscuro cielo ovetense. Durante una media hora los tímpanos no dejaron de retumbar. Mucha potencia de fuego.

El caso es que los aledaños del parque de Tuero Bertrand se fueron llenando de gente. Ante la posibilidad de un colapso de coches a la hora de aparcar, el Ayuntamiento abrió varios de los aparcamientos de las facultades de El Cristo, con la pretensión de facilitar el estacionamiento a los asistentes a la noche de los fuegos artificiales. En concreto fueron los de la Facultad de Derecho, Facultad de Economía y Empresa, Escuela Universitaria de Odontología y Facultad de Medicina. Además, todos los lugares de estacionamiento abrieron a las ocho de la tarde y se cerraron a las tres de la madrugada, con tiempo suficiente para disfrutar de los fuegos y la actuación musical posterior.

Porque nada más acabar el espectáculo pirotécnico actuó un DJ de la empresas Green Eventos, que puso a muchos de los asistentes a los fuegos a bailar y demostrar así que las fiestas de San Mateo son ante todo música. Ayer fueron más ruido, por la pólvora, que música pero esta no pudo faltar en una noche donde media hora después de acabar los fuegos artificiales actuaba Melendi en La Ería, en su tercer apoteósico concierto este San Mateo.

Miles de personas tuvieron la magnífica oportunidad de asistir a un espectáculo que todos los años hace las delicias de los visitantes y ovetenses y que marca una tradición que gusta en la ciudad y que parece que ha encontrado su ubicación final en el parque de Tuero Bertrand después de años de periplo sin arraigar el sitio ningún San Mateo.

Ayer por la noche se entró en el día grande de las fiestas a toque de pólvora, de mucha pólvora porque 700 kilogramos no explotan todos los días aunque en Oviedo y por San Mateo explotan todos los años. Oviedo entró en el día grande por todo lo alto y con los tímpanos aturdidos pero con el semblante feliz