«El rock&roll y el cristianismo se parecen mucho y están llenos de pecadores»

Desde Granada, donde actúa en vísperas de su concierto junto a M-Clan de esta noche en el Auditorio, Igor Paskual (San Sebastián, 1975) atiende la llamada de este periódico tras siete horas de viaje. Promete la misma energía de siempre.

-¿No se hace dura la furgoneta?

-Es una mezcla de cosas. La palabra quizá no es duro, hay trabajos mucho más duros que estar viajando constantemente, pero vas cumpliendo años y son muchísimos viajes, pero ponerse en marcha me resulta muy inspirador

-En el escenario, no se le nota...

-Si estoy en gira, lo más importante del día son las dos horas de concierto. Soy un gran servidor del público, el público no tiene la culpa de nada, es sagrado. Da igual si estoy cansado, si estoy enfadado... el público no tiene la culpa de nada y salgo a matar.

-Loquillo gasta fama de exigente, ¿se le ha pegado?

-Aunque seamos personas muy distintas, compartimos una misma liturgia del rock. Compartimos una manera de entender el rock muy parecida, que el escenario es sagrado, que el escenario no se mancha no se ensucia.

- 'La Pasión según Igor Paskual', ¿va camino de evangelista?

-La religión y el rock&roll comparten muchas más cosas de las que parecen.Son rituales marcados, con unos espacios que son sagrados y con una mitología o un catálogo de mártires y de santos abundante y donde yo creo que hay una gran fe. Me refiero a que la religión cristiana, la de base, la del Jesucristo de los evangelios, y el rock&roll tienen un sentido de la comunidad y de la libertad muy importante. El rock y el cristianismo se parecen un montón. Y están llenos de pecadores. Como decía Jesucristo: la religión no es para los santos sino para los pecadores. Un gran filósofo y un gran rockero es sus actitudes.

-El rock, como género, parece en retroceso.

-Ocupa un espacio mucho más importante de lo que parece. Géneros como el trap, en el fondo, toda su liturgia, sus ritos, son muy similares a los del rock. Las actitudes de C-Tangana no dejan de ser muy similares de las de los primeros Burning o a Ramoncín. Ese aire de chulería o el 'vengo del barrio' o el exhibir objetos de valor, son cosas que los rockeros ya han dicho dos millones de veces. Quitando las chicas, que yo creo que tienen otro discurso. Están más poderosas y, de verdad, noto un avance.

-¿De verdad lo cree?

-En el punk, hubo muchísimas. Los géneros, cuando arrancan, tienen muchísimas mujeres, pero cuando se oficializan y entra el gran dinero van desapareciendo; afortunadamente, cada vez menos. Pasa como con la cocina. Las madres, las abuelas han cocinado toda la vida, pero cuando entra el dinero, quienes están en los fogones mediáticos y en los premios, son casi todos hombres. .

-Se pasa al punk en su tercer disco y acercándose a los 50...

-Todo eso ya estaba ahí cuando tenía 19 o 20 años. Es verdad que este es un disco muy punk, pero es un punk contemporáneo, puesto al día. A mí lo que me sucede es que, cuántos más años voy cumpliendo, más rabia tengo y más energía tengo. En lugar de irme calmando, me apetece más velocidad.

-No le veo haciendo baladas dentro de seis años...

-No, no...Tengo un lado acústico, por supuesto, y, en el concierto, que es un repertorio que tengo que llevarlo al acústico, sacaré ese lado y caeré al pop, pero sí es verdad que, para este último disco, aprieto un poco el acelerador.

-Mira que marcharse de Babylon Chat justo antes de hacer una versión dedicada al Real Oviedo de 'Like a hurricane'...

-En Babylon Chat, había una gran oviedista, Ricardo Saavedra, una de las personas más inteligentes que he conocido. Era muy oviedista y mucho más fanático que yo. Si hubiera estado yo en la banda, seguramente no la habríamos hecho, también te lo digo. La versión es muy buena, eso lo reconozco. Sin duda.

-Ha girado bastante en acústico pese a las circunstancias

-Cuando llegó la pandemia, casi había finalizado mi gira en solitario y arrancaba con la del Loco, que ya no la pudimos hacer y que es la que estamos haciendo ahora. Sin embargo yo, con el formato acústico, curiosamente sí que he tocado bastante porque con Ángel Miguel tengo muy buen entendimiento e intentamos demostrar que un concierto acústico no es un concierto aburrido.

-Rock y sentados... suena difícil.

-Trato de mantener la intensidad, pero sé que es difícil para la gente estar sentada. No es algo a lo que estemos acostumbrados, la mascarilla, la separación... es complicado. En otros países se está haciendo otras cosas, yo espero que pronto estemos como ellos, pero se está haciendo muy duro y muy largo.

-Para los músicos, para el sector ha sido horrible

-Muy malo. Yo he tenido bastante fortuna, pero para el sector, para el sector en general, ha sido espantoso. Ves verdaderas desgracias, sobre todo en ciudades como Madrid que son ciudades muy caras para vivir.

- ¿Y para Igor Paskual?

-Reconozco que exceptuando el asunto económico y el de la salud, que nos ha tenido a todos preocupados, me ha venido muy bien. Llega un momento en el que estás todo el día pensando en lo urgente y no en lo importante. Entras en una dinámica, en la que no se para y cuando te das cuenta, han pasado cinco años y no sabes qué has hecho con tu vida o a dónde la has dirigido. A mí, el confinamiento me ha dado mucho tiempo. Más que para producir, que lo he hecho, me he dedicado a escuchar, a poner un poco de pausa, a leer más y mejor, a tocar de otra manera. Aparte, disfruté muchísimo con mis tres hijos.