Vallobín, dos barrios en uno

Con el nombre de 'Valle de lobos' se bautizó a la zona más al norte de la ciudad, donde en un inicio apenas cuatro caserías la formaban. Vallobín es una antigua parroquia que fue absorbida durante la posguerra como zona ferroviaria e industrial.

En la actualidad, hay claras diferencias entre el denominado Antiguo Vallobín y el Nuevo Vallobín. Esa zona vieja, en la ladera hacia el monte Naranco, lleva en pie desde los inicios del barrio, cuando se levantaron los primeros edificios, todos ellos sin garajes, y cuenta con calles de sobra conocidas por la memoria colectiva.

En total, Vallobín cuenta con 10.496 vecinos, según los datos a 31 de diciembre de 2021, publicados en el censo de Oviedo. Entre estos residentes del barrio, es fácil encontrarse con gente mayor, jubilada, tanto personal del ferrocarril como sanitario, perteneciente al Hospital Monte Naranco, entre otros.

También es fácil, cada vez más, la llegada de familias con hijos pequeños que comienzan a trasladarse a vivir a la zona nueva, ya casi unida al barrio de La Florida. Así como a inmigrantes, que, no obstante, no suponen un alto porcentaje de la población. La población extranjera se encuentra en torno al 7%, algo más de una décima por encima de la media de la capital.

Los límites de Vallobín se marcan solos: la plaza de Gabino Díaz Merchán, el viaducto del Ingeniero Marquina, donde la estación de Renfe, y La Argañosa, al otro lado de las vías del tren. Un barrio que cuenta con todos los servicios necesarios para desarrollar la vida, contando con polideportivo, centro social, iglesias, centro de salud, parques para los más pequeños y negocios de todos los sectores económicos.

Pero como todos los barrios, estos no son nada sin sus vecinos, sin quienes hacen vida en la zona. Algunas de esas caras son Eloína González, que hace treinta y dos años abrió una frutería en el número 46 de la calle Vázquez de Mella. Y sigue encantada: «No pienso moverme de allí». Más reciente es la llegada de la familia Negrea, que desde hace tres años regenta la sidrería Casa Nico: «Vallobín me cautivó».