Episodio 1
Corazones helados
Cerca de las diez de la noche del 27 de febrero de 2018 se conoció la noticia de la inesperada muerte de Enrique Castro, Quini, a los 68 años
Transcripción
CARLOS PRIETO: Aquel martes hacía un temporal tremendo en Gijón. Una borrasca llamada 'Emma' amenazaba con cubrir de nieve la costa ese 27 de febrero de 2018.
Que llueva en Asturias no es noticia pero una playa blanca, con la arena cubierta de nieve, sí ocuparía la portada del periódico. Y en eso estábamos.
Al anochecer esa última hora nos heló a todos el corazón.
Porque el día que murió Quini fue uno de los días más duros en mis más de treinta años como periodista. En lo personal, Quini era mi ídolo y mi amigo.
ELOY OLAYA: Tan afable, tan amable, tan abierto… gamberro luego con los amigos.
CP: Ser amigo de Quini era muy fácil; porque él lo hacía muy fácil.
Han pasado ya cinco años pero me acuerdo perfectamente de todo. Eran más de las diez de la noche y había que rehacer el periódico.
Un trabajo relativamente fácil. La vida de Quini, su carrera, no necesita edulcorantes.
JOSÉ MARÍA URBANO: Te encuentras pocos casos como este.
CP: Pocos futbolistas nos han hecho soñar tanto.
JMU: La estrella del fútbol, como el gran goleador que fue a todos los niveles, pero luego con la persona.
CP: Ni son tan queridos por todos en el mundo del fútbol, siempre dividido por los colores.
ENRIQUE CASTRO: Da igual, grandes o pequeños, da igual todo el mundo, la foto con él.
CP: Y fuera del campo, ningún hombre había batallado con tanto optimismo.
JORGE CASTRO: Claro, que era un tratamiento muy fuerte, que no cualquier persona ya de mano lo iba a aguantar. El cáncer era muy agresivo, muy malo.
CP: Una vida de tantas luces y sombras.
MARÍA TERESA ÁLVAREZ: Hay dos momentos en la vida de Quini que me sentí muy unida a él, que me dio mucha pena… Uno cuando muere su hermano Castro por salvar a un niño en Santander, me acuerdo que hablé con él; y el otro cuando lo secuestraron.
CP: Pasaba ya la una de la madrugada cuando apagué el ordenador. Bajé las escaleras de la redacción leyendo un montón de Whatsapps pendientes que me daban directamente el pésame; a mí.
Y al llegar al coche encendí la radio.
LUIS ENRIQUE: El que más fotos y más autógrafos firmaba era Quini, por lo que significaba y por lo que representa.
CP: En los programas deportivos solo hablaban de Quini.
Eran monográficos.
Y escuché de nuevo su voz.
Y recordé sus bromas. El Brujo, al que llamaban así por su facilidad para acertar los resultados, siempre arrancaba una sonrisa. Pura magia.
JOSÉ IGNACIO CHURRUCA: Era muy importante porque confiábamos en él; confiábamos en que teníamos allí un talismán.
CP: En lugar de ir a casa directo, como siempre, esa noche me acerque al Molinón. De camino llovía con fuerza y el termómetro marcaba tres grados.
Al llegar, lo primero que pensé es cómo podía haber tanta gente a esas horas y con ese frío.
Era una vigilia con decenas de velas rojas encendidas, las flores, las banderas, las bufandas…
EO: Había sido un ídolo para muchísima gente y estaba claro que iba a ser un funeral multitudinario, no solo de España sino del mundo…
CP: Ahí me di cuenta que mucha gente se sentía como yo.
Al llegar a casa, silencioso y casi a oscuras, entré en el despacho. Encendí la luz, cerré la puerta, me acerqué a la estantería y cogí el libro 'Compañero Quini' de José Manuel Fernández, el eterno capitán del Sporting. Acaricié esa primera página y leí la dedicatoria de Quini: 'Para el gran sportinguista Carlos Prieto, con todo mi afecto'.
Así acabé esa jornada en la que escribimos en la portada de EL COMERCIO el maldito titular: 'Eterno Quini'.
Ese día, ese 27 de febrero de 2018, mi ídolo, el de muchas generaciones, murió inesperadamente a los 68 años.
Porque se puede ser o no ser del Sporting, aficionado al fútbol o detestarlo, pero Quini es Quini y esta es su historia. La historia de un mito, de un deportista y de una manera especial de serlo. Y la historia de un amigo.
SUSANA NEIRA: EL COMERCIO presenta 'Ahora Quini'. Capítulo uno: 'Corazones helados'.
CP: Mi nombre es Carlos Prieto, soy periodista, jefe de edición de EL COMERCIO y durante años responsable del área de Deportes. Desde niño admiro a Quini, como los niños de al menos cuatro generaciones. Por mi profesión compartí muchos momentos con él y fruto de eso he tenido la suerte de considerarlo mi amigo.
Este podcast de cinco capítulos es mucho más que un podcast de fútbol. Esta historia tiene que ver con una de las grandes leyendas del fútbol español. Una leyenda que atravesó cincuenta años, 940 partidos y 545 goles como profesional. Pero eso son números, estadísticas que dicen mucho pero nunca alcanzan la verdad. Enrique Castro fue mucho más que todo eso, consiguió coser las camisetas de todos los equipos en los que jugó, y en los que no, y logró sobreponerse a las adversidades y grandes golpes de la vida.
Vamos a hablar de fútbol, claro. De un jugador con un estilo único. Lo haremos, por supuesto. Y de su vida, sus alegrías y sus tristezas. Y lo harán jugadores, entrenadores, aficionados, periodistas, amigos y sus hijos, su familia. Porque hablaremos de más cosas, de amistad y de barrio, de cercanía, de generosidad y de honradez, de ciudades y de viajes.
Aquel martes de febrero se torció a partir de las ocho de la tarde, cuando Cristina Tuero, entonces responsable del área de Digital de EL COMERCIO, dio la voz de alarma en la redacción del periódico.
CRISTINA TUERO: Es en ese momento cuando me llega un mensaje que me decía que a un conductor creían que le había dado un infarto mientras estaba conduciendo y que se había salido con su coche hacia la acera.
CP: Informativamente hablando no le dimos demasiada importancia. Por desgracia en un periódico se escuchan sucesos continuamente. Pero pocos minutos después llegó otro que nos hizo levantar la vista del ordenador.
CT: Me mandaron otro mensaje que dice 'Cris, ojo, que parece que es alguien importante'.
CP: Alguien importante y del Sporting.
CT:Paradójicamente nunca se dio el nombre que desgraciadamente al final acabaría siendo.
CP: Hasta que lo pronunció.
CT: Fue unos minutos después, cuando ya me confirmaron que era Quini.
CP: Todos nos quedamos paralizados. Era Quini. El mundo se nos vino encima.
CT: Cris, ojo, que va muy malín. Va muy malín y poneos quizá ya en lo peor.
CP: Los siguientes diez minutos fueron eternos. Recorrí la redacción como si estuviera perdido, pero confiado en que Quini saldría de esta. Ya había jugado muchos partidos de este tipo y siempre los había ganado.
ENRIQUE CASTRO: Era una persona tan con los pies en la tierra y tan consciente de las vueltas que da la vida y de las situaciones que se pueden dar.
CP: Ahí me vino a la cabeza la última vez que habíamos hablado con calma: el 14 de julio de 2017.
Me acuerdo perfectamente de la fecha porque un día antes había muerto mi padre. Yo estaba destrozado, hecho polvo. Solo quedábamos mi hermana y yo en el tanatorio, y estábamos a punto de marcharnos. Sentí la puerta y vi aparecer a Quini. Como era verano y sabía que estaba de vacaciones, no me lo esperaba. Me dijo: 'Carlos, cómo no voy a estar aquí. Estaré contigo cuando me necesites'. Y nos abrazamos.
Fue como ese último consuelo... Y bueno, como me vio mal, se puso a hablar de fútbol para distraerme. Para mí fue muy importante y siempre se lo agradeceré. Quini era un amigo y, bueno, ya lo he dicho, esta también es la historia de un amigo.
CT: Y al poco tiempo, me llegó un mensaje, un único mensaje que me decía 'murió'.
CP: Me acuerdo de la cara de Cristina, de mi compañera. De su voz asustada. Nunca se me olvidará: 'murió'. Esa palabra me sacó de mis recuerdos. Me heló la sangre. Murió.
Todos agachamos la vista. Permanecimos cuatro minutos en silencio. Fue una sensación extrañísima. La llamada a mi mujer no pudo ser más corta. Le dije 'voy a llegar tarde. Murió Quini' y corté porque estaba emocionado.
Y a partir de ahí seguí. Había que trabajar. Soy periodista y teníamos que dar la noticia.
Quini era una referencia en el deporte y la persona más importante de Gijón, todo el mundo le tenía cariño. Había que hacer un trabajo a su altura. Al día siguiente, mucha gente leería hasta la última línea del periódico y lo guardaría como recuerdo.
Francisco Javier Camba y su compañero Raúl Domínguez Granja son agentes de la Policía Nacional. Ambos tienen ese día grabado a fuego.
FRANCISCO JAVIER CAMBA: Cerca de donde vive él, y vimos un coche que se desvió hacia un lado en la avenida Juan Carlos I, y que se iba contra un garaje, pero el garaje estaba cerrado.
CP: Patrullaban aquel martes por el barrio de La Calzada de Gijón.
RAÚL DOMÍNGUEZ GRANJA. Pensábamos, de hecho, que había tenido algún choque con alguien....
CP: Pero no se había chocado con nadie. Al conductor le había pasado algo.
FJC: Al abrir la puerta él estaba con la cabeza sobre el volante. Lo retiramos hacia atrás y entonces ya me di cuenta. Yo le dije al compañero 'Raúl, que es Quini'.
CP: Es Quini. El Brujo.
RDG: Para mí era como haberme encontrado a Dios.
CP: Los dos lo conocían además personalmente. Francisco Camba desde niño. Había jugado en las categorías del Sporting. Raúl Granja por su padre, también policía. Cuando este enfermó de cáncer, hasta el propio Quini le había llamado para interesarse por él.
FJC: Vimos que no respondía y empezamos a hacer el masaje y al poco, a menos de un minuto, ya se despertó.
CP: Abrió los ojos.
FJC: Además, le dijimos así 'vaya susto que me diste, Quini'.
CP: Pero a los tres minutos sufrió un segundo infarto.
RDG: La primera vez en la mirada se veía que había conocimiento.
CP: Pero aquello pintaba mal.
RDG: Pero ya la segunda vez ya era una mirada vacua. Y ya ahí nos miramos otra vez porque llevábamos, por suerte o por desgracia, llevamos muchos años trabajando y ya con mirarnos ya sabíamos lo que pensaba y ya no nos gustó nada.
CP: El tiempo se hizo eterno en aquella calle por la tensión del momento.
RDG: Dije 'me cago en Dios, que venga ya la puta ambulancia, que se nos está muriendo Quini'.
CP: Y llegó por fín.
RDG: A la ambulancia lo metieron, lo metieron con vida, pero cuando ya vimos que tardaban supuestamente en estabilizarle, ya nos daba mala pinta.
CP: Aquella noche El Brujo se dirigía a su casa, en ese mismo barrio de La Calzada. Había quedado con su mujer para tomar algo.
Mari Nieves se encontraba en casa con su hija Lorena y su nieto Pablo. Y bajó al portal a encontrarse con él.
LORENA CASTRO: Veía luces, que se veía una ambulancia, pero claro… a ver, ella pensó que no llegaba porque como había una ambulancia o la policía, pues igual es que no pueden pasar, un accidente o algo.
CP: Pero otro de sus cuatro hijos, Jorge, recibió una llamada.
JORGE CASTRO: Entonces yo me vestí y salí escopetado de casa.
LC: Mi madre subió a casa y dice 'baja, baja, que a tu padre le pasó algo'.
CP: Apenas doscientos metros separaban a Lorena de su padre.
LC: Yo salí corriendo, fui corriendo toda la calle para arriba, que parecía que la ambulancia cada vez me la iban poniendo cada vez más lejos… y yo todavía llegué a tiempo de verlo antes de que lo metieran en la ambulancia, pero no me dejaron acercarme ni nada.
CP: Cada vez había más gente de la familia frente a la ambulancia. Fueron llegando los hijos y Falo, el hermano de Quini.
LC: Ahí estuvimos una hora de reloj.
CP: Y en su interior, durante esos sesenta minutos, los sanitarios intentaban reanimarlo. Pero el milagro, como los que tantas veces había hecho Quini en el campo, fue imposible.
JC: El chaval, la verdad, cuando bajó de la ambulancia, el hombre dijo 'no pude hacer absolutamente nada más'.
CP: La ambulancia recorrió las calles de Gijón camino del hospital de Cabueñes ya en silencio. La muerte de Enrique Castro González, como ponía su DNI, se certificó a las 22.15 de la noche.
Al día siguiente, al despertarme, pensé que había sido una pesadilla. Al desayunar miré por la ventana y la borrasca 'Emma' ya estaba aquí, y abrí el periódico del día, con noticias sobre el temporal, la crisis catalana, el Brexit… Pero me fui directo al suplemento especial. Los titulares eran: 'La leyenda no termina', 'El fútbol, huérfano sin 'El Brujo'. Y 'Quini, el sueño del gol', el artículo que había escrito la noche anterior... Lo releí con tristeza. 'Esta es la historia de un niño que creció mientras Quini rompía las redes de las porterías con sus goles, de aquel Sporting imbatible de finales de los años setenta…'.
CP: Una vez más, me sorprendió la repercusión de la figura de Quini. Estaba en la memoria colectiva de un país. Hasta la Casa Real y el presidente Mariano Rajoy enviaron sus condolencias. También el mundo del fútbol, claro: Luis Enrique, David Villa, Maradona, Vicente del Bosque, Schuster, Guardiola, Casillas, Abelardo…
ABELARDO: 'Puxa el Brujo siempre y Puxa Sporting'.
CP: Lloraban su pérdida e inundaron las redes con mensajes venidos desde todos los rincones del planeta.
Todo el mundo hablaba de él, todo el mundo sentía su marcha. Hasta era noticia internacional. Salió en 'The New York Times'. Incluso el Papa Francisco se comprometió a rezar por Quini.
De camino al periódico, a las diez, me desvié de nuevo por El Molinón. En apenas nueve horas ya eran miles las velas, las flores, las bufandas, las camisetas… y comenzaban las colas.
Despedir a una persona de la talla de Quini, una especie de Dios para el mundo del fútbol y un 'paisano', como nos gusta decir en Asturias, no era una tarea sencilla.
LC: Yo lo pensé, el día que se muera él, qué pasará.
CP: Y en ese día estaban. Había que organizar una capilla ardiente, un funeral multitudinario... La ciudad se volcó para tomar decisiones rápidas.
EC: No había como tiempo a bajar los brazos, sino ahora hay que estar ahí y atender a todo y agradecerlo, y estar disponible para todo lo que se haga y demás. Que no, no tenías tiempo ni a tener tu luto ni tu momento de tranquilidad.
CP: Entre las primeras, que el Molinón no sería solo el altar, sino el lugar del velatorio y el funeral. Y a partir de ese mismo miércoles, el estadio llevaría el nombre del futbolista: El Molinón-Enrique Castro Quini.
Por esa sala convertida en velatorio no paró de desfilar gente.
EC: Luego empezaba a meterse gente, cada vez más gente. Vinieron, la verdad, de casi todos los clubs de España, tanto de Primera como de Segunda…
CP: Miles de personas.
EC: La gente que a lo mejor hacía muchísimo tiempo que no veías amigos. Llega un momento que incluso más de la mitad de las personas no pudieron ni acceder ni acercarse allí.
CP: Recuerdo que llegaban todos helados por la borrasca. Llevaban horas en la interminable fila que bordeaba el estadio.
OSCAR CASTRO: A lo mejor te llamaba un amigo 'oye, estoy fuera, es que no puedo entrar'. Pues tomo el aire y salgo. Salías fuera y en un momento que miré había una cola.
CP: Y entre ellos, Mari Nieves y sus cuatro hijos, que despedían al marido, y al padre.
EC: Nadie vivió un duelo por su padre como lo que hemos tenido que vivir nosotros.
CP: O lo intentaban despedir.
EC: Al final es como que no tienes tiempo casi ni a darte cuenta ni por qué estás ahí. Es que es un momento que es un desborde de gente, que no tienes tiempo a pasar tu trago, tu cosa… y uno y otro. Yo me acuerdo que llegué a casa, me eché en la cama y no paraba de oir gente.
CP: Y al ídolo de todos, claro.
OC: Pero es que llega un momento también en que claro, tú imagínate, voy yo, luego va él, él, él… y es mucha gente y tú estás pasando un duelo y dices tú lo agradeces, pero a la vez también es que es difícil.
CP: Más de 14.000 personas acudieron al funeral en el Molinón. Una despedida triste, emotiva, pero en un lugar adecuado. El Brujo había sido jugador, delegado, embajador, vigía desde el palco…
QUINI: Yo ya le dije a Javier cuando hablamos, que yo quiero morirme aquí en el Sporting. Así que quede bien claro que me tenéis que aguantar aquí hasta que me agote.
CP: A las ocho de la tarde comenzó el acto. Y sonó el 'Canon de Pachelbel'. A hombros de excompañeros, el féretro de Quini salió al campo entre aplausos del público. Y el capellán del Sporting, Fernando Fueyo, resumió como nadie todo lo que había pasado en las últimas veinticuatro horas.
FERNANDO FUEYO: Es que Quini era mucho Quini. Se le rompe el corazón de lo grande que lo tenía.
CP: Pipo Prendes cantó a continuación 'Ahora, Quini, ahora'. La había compuesto en 2008, cuando el futbolista estaba sufriendo cáncer. Un himno para los sportinguistas.
Después, sus amigos volvieron a cargar el ataúd y Quini dio entre aplausos su última vuelta a El Molinón.
Aquel día, todos sentimos que habíamos perdido a una persona muy cercana, a un ídolo.
Se le enterró el jueves 1 de marzo en el cementerio de La Carriona, en Avilés.
Desde entonces, en los últimos cinco años no hay partido en El Molinón donde no se coree a Quini en el minuto nueve, el número que llevaba en su camiseta.
Así que ese fue el final. Y he querido también que fuese también el principio de esta historia. En los siguientes episodios voy a repasar la vida de Enrique Castro, de sus triunfos y de sus penas.... con la idea de contar la vida de alguien que era, que fue, mucho más que un delantero; que fue un ídolo, un ejemplo y un luchador. Y que siendo un futbolista, consiguió ser querido y respetado, y escuchado, por todo el mundo del fútbol y por muchísimas personas más.
CRÉDITOS
'Ahora Quini' es un podcast original de EL COMERCIO, resultado de una investigación periodística. Ha sido coordinado, escrito y dirigido por Susana Neira y Carlos Prieto, con la colaboración en los guiones de Verónica García-Peña y en las entrevistas de Javier Barrio y Alejandro Forcelledo. Coordinación técnica de Mónica Yugueros, Aida García, Carmen Muñiz y Diego Abejón. Diseño web, Samantha Acosta, Víctor Coto e Iker Barinaga, con ilustraciones de Daniel Castaño. Edición de Andrea Morán y Carlos García. Producción técnica, Iñigo Martín Ciordia. Diseño sonoro y mezcla, Rodrigo Ortiz de Zárate. Producción ejecutiva, José Ángel Esteban. Gracias a todas las personas que han colaborado con sus testimonios, a Pipo Prendes, Universal, Cadena Ser-Gijón, RTVE y RTPA.
Miércoles, 22 de febrero 2023, 16:58
El país quedó conmocionado. Era una de las grandes leyendas del fútbol, muy querido y respetado como persona por su cercanía y bondad. Moría el mejor futbolista asturiano y se engrandecía la leyenda de El Brujo. Gijón se volcó para organizar el multitudinario funeral en El Molinón, al que asistieron más de 14.000 personas. Regresamos a esas dos frenéticas jornadas en las que se despidió al ídolo, al padre, al marido y al amigo.
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Créditos
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Ahora Quini es un podcast original del diario EL COMERCIO resultado de una investigación periodística
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Coordinado, escrito y dirigido: Susana Neira y Carlos Prieto
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Colaboración de guiones: Verónica García-Peña
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Ejecución de entrevistas: Javier Barrio y Alejandro Forcelledo
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Diseño web: Samantha Acosta, Víctor Coto e Iker Barinaga
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Ilustraciones: Daniel Castaño
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Edición: Andrea Morán y Carlos García
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Coordinación técnica: Mónica Yugueros
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Producción técnica: Íñigo Martín Ciordia, Aida García, Carmen Muñiz y Diego Abejón
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Diseño sonoro y mezcla: Rodrigo Ortiz de Zárate
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Producción Ejecutiva: José Ángel Esteban
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Colaboradores: Pipo Prendes, Universal, Cadena Ser-Gijón, RTVE y RTPA