«Si no hubiésemos repatriado a los misioneros con ébola seríamos un Gobierno indigno»
Ministro del Interior
Octavio Villa
Miércoles, 8 de octubre 2014, 00:22
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, viajó ayer a Asturias con un intenso programa de actividades. Ayer hizo un alto en el camino para mantener un encuentro con EL COMERCIO.
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Usted nació en Valladolid, pero vivió desde los tres años en Barcelona. Ha sido concejal, diputado y senador, además de presidente del PP regional. ¿Cómo vive un popular catalán la deriva independentista?
Con la lógica y comprensible preocupación y también emocionalmente afectado, pero al mismo tiempo con serenidad y tranquilidad. Nunca pensé que viviríamos una situación como esta, pues Cataluña es una tierra de acogida. Cualquiera que conozca su historia sabe que Cataluña es el fruto de aluviones migratorios desde los más antiquísimos periodos de nuestra historia hasta los más recientes. Lo que pretende Artur Mas no sólo es anticonstitucional e ilegal, sino que va contra la esencia de Cataluña y está produciendo mucho daño a esta región. Nadie discute ya la fractura social que se ha producido en Cataluña, incluso a nivel familiar. Se ha producido una herida que costará tiempo suturar y la han causado unos dirigentes políticos irresponsables, que en lugar de trabajar por el bien común lo han hecho por el irredentismo independentista catalán. No se pararon a reflexionar si además de ser legal era conveniente y bueno para la convivencia libre y pacífica de los catalanes entre nosotros mismos y con el resto de los españoles. Quien quiera y ame a Cataluña y a España, como es mi caso, ve lo que está sucediendo con dolor y preocupación. Pero con serenidad, porque España es un Estado de derecho y se va a cumplir la ley.
Es decir, no habrá consulta.
No. Llamemos a las cosas por su nombre, no habrá referéndum. Se la ha llegado a definir como encuesta, y esto es un referéndum de autodeterminación encubierto. No cabe en la Constitución y el Tribunal Constitucional ha suspendido la ley que lo convoca. No es que lo crea, es que afirmo con rotundidad que no habrá referéndum.
La Generalitat dice que entre el 13 y el 15 de octubre decidirá si se sigue adelante con el referéndum. ¿En qué situación nos dejaría eso?
Todo apunta a que eso no va a ser así en absoluto. A mí me gusta hablar de realidades. Ese referéndum no se va a celebrar el día 9 de noviembre. Pero también añado que, evidentemente, hay vida después del día 9. El presidente del Gobierno habló en todo momento de ley y diálogo. La ley no es un muro que impida ejercer las libertades y derechos de los ciudadanos, todo lo contrario, es la garantía de que se ejercen pacífica y libremente los derechos que nos reconoce la Constitución. Y garantiza una convivencia pacífica y libre entre todos. Si no respetamos la ley, no hay diálogo, se impone la ley de la selva.
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¿Ese diálogo pasa por nuevas concesiones al Gobierno catalán?
Se puede dialogar y negociar sobre lo que se puede. Hay cosas que no son negociables. En todo caso, primero hay que cumplir y respetar la ley.
Artur Mas ha dicho que si no hay referéndum podría producirse un brote de violencia, y usted mismo acaba de comparar la situación con la del 6 de octubre de 1934, cuando Lluis Companys, que acabó fusilado seis años más tarde, declaró el Estado Catalán. ¿No son declaraciones muy gruesas?
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Hace 80 años de aquellos sucesos, que aquí, en Asturias, también se vivieron con una especial intensidad. Afortunadamente, la España de hoy se parece muy poco a aquella España. Cuando dije que Mas y Junqueras nos están llevando a un 6 de octubre de 1934 me refería a la violación de la ley, que fue muy negativa para Cataluña y para España. Hay un punto en común: Se pretende llevar adelante una iniciativa al margen de la legalidad constitucional. Y las consecuencias no son las mismas, pero sí una división muy importante en el seno de Cataluña. Las consecuencias de 1934, trasladadas a ochenta años después, cuando nadie está pensando en una guerra civil, pero sí en una confrontación y división social muy mala para Cataluña y España, fruto de una irresponsable iniciativa política que pasa por violar la Constitución.
¿Mas huye hacia adelante?
Sí.
Claramente.
Sí, sí, claramente. Lo ha definido muy bien. Lo que tenía que haber hecho Artur Mas es haber dimitido la noche de las elecciones de 2012, cuando, teniendo 62 diputados, convocó unas elecciones plebiscitarias y el resultado fue que obtuvo 50 escaños, a mitad de legislatura y teniendo garantizada la gobernabilidad. Tenía que haber dimitido esa noche; desde entonces está en una huida hacia adelante.
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En septiembre pasado el ministro de Asuntos Exteriores dijo que era posible una suspensión de la autonomía de Cataluña...
Es que no lo dijo. Yo he leído sus declaraciones y he hablado con él.
¿Una mala interpretación, pues?
Se le preguntó por el artículo 155, y el dijo que se aplicarían los recursos legales necesarios para garantizar que se cumpla la Constitución. Es lo que está haciendo el Gobierno: Ha impugnado la ley y el decreto ante el Tribunal Constitucional, ahora a través de la Abogacía del Estado ha acudido al TC en la medida en que entendemos que la Generalitat no está respetando la providencias del TC que suspendieron la ley y el decreto. Aplicamos con prudencia y firmeza nuestros recursos para evitar que se siga adelante con una iniciativa tan lamentable.
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«No alarmar a la población»
Usted acaba de situar el ébola en el ámbito de las responsabilidades del Ministerio de Sanidad, pero es evidente que un brote de pánico es posible o que un hipotético avance del virus a niveles epidémicos podría ser materia de Seguridad Pública. ¿Qué previsiones tiene el Ministerio del Interior para esa posibilidad?
Cada día tiene su afán. El Ministerio de Sanidad y los profesionales sanitarios son los que tienen que determinar qué es lo que ha sucedido y qué es lo que hay que hacer. Y mientras tanto, lo que conviene es evitar cualquier tipo de alarmismo que en estos momentos estaría injustificado. Y nosotros adoptaremos según nuestras responsabilidades y competencias lo que nos digan los profesionales sanitarios que conviene hacer, sin alarmar innecesariamente a la gente.
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Ayer, tras conocerse el nuevo caso de ébola, arreciaron las críticas por la actuación del Ejecutivo. ¿Por qué decidió el Gobierno repatriar a los misioneros Pajares y García Viejo, pese al riesgo de contagio?
Porque este es un Gobierno digno. De la misma manera que ha repatriado a cooperantes y a nacionales que estaban en situación de riesgo en otros países en otras ocasiones, pues a personas que han entregado su vida en servicio a los demás, como estos misioneros que estaban enfermos, los ha repatriado. Y si no hubiéramos repatriado a los misioneros con ébola, seríamos un Gobierno indigno. Si a un español que entrega su vida a los demás, que va a trabajar por los pobres entre los pobres y contrae una enfermedad, por el hecho de que sea infecciosa no le traemos porque cuesta dinero...
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...y porque es un riesgo...
...y porque es un riesgo. Claro, es que las medidas que se adoptaron, en principio debían garantizar que no se produjese un riesgo. Algo habrá fallado. Si no les hubiésemos traído, se nos estaría criticando desde muchos sectores de la sociedad, y con razón, por abandonar a alguien que ha ido a trabajar por los necesitados entre los necesitados. Se les repatría con las garantías necesarias, pero algo ha fallado. España tiene una sanidad de las mejores del mundo y ha hecho lo que tenía que hacer. Podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho, en cuanto a la repatriación. Me siento orgulloso de pertenecer a un Gobierno que hace honor a su vocación de servir y estar al servicio de sus compatriotas.
Los atentados evitados
Cataluña, el ébola, el yihadismo captando adeptos en España, la frontera de Melilla, Gibraltar... Se le agolpan los frentes.
No solo España, sino Europa y el mundo están en un momento de la historia muy agitado y movido. Hay que ver también el lado positivo. España es uno de los cinco países del mundo con más transformación y crecimiento en los últimos cincuenta años. Hemos estado al borde del rescate y hemos salido de ese riesgo. España es el país que más crece de la zona euro. Hemos pasado de formar parte del problema a formar parte de la solución. Las reformas estructurales que hemos implementado en España están siendo puestas como modelo en países muy influyentes.
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¿El yihadismo es un riesgo real en España?
Es un riesgo real en la medida en que España forma parte de la comunidad occidental y toda ella está amenazada. Es una barbarie que no tiene cabida en el mundo civilizado, y todo el que no comparte sus planteamientos está amenazado. Pero no en mayor medida que cualquier otro país. Y estamos haciendo bien los deberes. Hemos padecido el terrorismo autóctono de ETA, sobre el que se hablaba del empate infinito, y ETA ha sido derrotada. Y tuvimos el zarpazo del yihadismo el 11 de marzo de 2004, y desde entonces no se ha producido en España ningún otro atentado. Somos el país que más células yihadistas ha desarticulado y más detenciones ha hecho.
¿Cuántos atentados relacionados con el yihadismo se han abortado?
¡Unos cuantos! Tenemos 'foreing fighters' en zonas de conflicto, pero otros países europeos los tienen por centenares, y nosotros, por escasas decenas. Pero todos estamos expuestos y que una persona quiera hacer un atentado es un riesgo potencial, pero tenemos la guardia alta. Los servicios de inteligencia están haciendo muy bien su trabajo, y se han abortado muchas operaciones.
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