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El economista y filósofo indio Amartya Sen, galardonado ayer con el Princesa de Ciencias Sociales. E. C.

La economía contra la desigualdad de Amartya Sen, Premio Princesa de Ciencias Sociales 2021

El economista y filósofo indio, estudioso de la pobreza y las hambrunas, suma el nuevo galardón al Nobel: «Me siento profundamente honrado»

AZAHARA VILLACORTA

OVIEDO.

Jueves, 27 de mayo 2021, 05:09

La economía justa y liberadora de Amartya Kumar Sen (Santiniketan, India, 1933) se sumó ayer a la nómina de Premios Princesa de Asturias de Ciencias Sociales por sus investigaciones pioneras sobre las hambrunas y su teoría del desarrollo humano siguiendo la estela de Dani Rodrik, galardonado el año pasado por su análisis crítico de la globalización. Porque Amartya Sen es mucho más que un simple economista y mucho más que un filósofo ensimismado: estamos ante una mente brillante, un talento multidisciplinar al que muchos llaman «la conciencia de la economía», porque el ser humano -o, mejor dicho, el bienestar del ser humano- ocupa el centro de su pensamiento y de su trabajo, que ha permeado distintos campos. Una cruzada incansable contra la desigualdad que en 1998 fue reconocida con el Nobel de Economía y que ayer se vio distinguida con el Princesa de Ciencias Sociales, el tercero de los galardones de esta edición.

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Así lo acordó el jurado -reunido telemáticamente, pandemia obliga, y presidido por Carmen Iglesias, condesa de Gisbert-, que en su acta destacó que, «desde una perspectiva cosmopolita e interdisciplinar, las múltiples investigaciones de Sen incluyen aportaciones a las teorías de la elección pública y del desarrollo, la economía del bienestar y otras dirigidas a descubrir las raíces de la pobreza y las hambrunas».

Pero aún más: «Su enfoque de las capacidades de las personas se ha extendido al conjunto de las ciencias sociales». Y «toda su trayectoria intelectual ha contribuido de manera profunda y efectiva a promover la justicia, la libertad y la democracia».

En palabras del historiador Enrique Moradiellos, uno de sus miembros más destacados, «un Premio incuestionable, porque Amartya Sen ha pasado de ser un economista a convertirse en un pensador global, clave en la lucha contra la pobreza».

Nacido hace 87 años en Bengala, cuando el territorio formaba parte del Imperio británico, y emigrado luego a Reino Unido, el propio Sen siempre se ha visto como un abogado de los más desfavorecidos del planeta. Y, de hecho, logró demostrar con datos históricos cómo no solo la escasez de alimentos produce las grandes catástrofes alimentarias, sino -y sobre todo- el injusto reparto de la riqueza. Pero, además, ha sido profesor en muchas de las principales instituciones educativas del mundo (como Oxford, Harvard, Cambridge, Stanford o Berkeley), es asesor de Naciones Unidas y se le considera el padre del Índice de Desarrollo Humano, un indicador del bienestar que no mide el desarrollo y la calidad de vida únicamente en función de criterios materiales, sino también factores como la educación, la salud o la libertad.

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La candidatura, propuesta por Javier Parrondo, director de la barcelonesa Casa Asia, se impuso entre las 41 de veinte nacionalidades y «de altísimo nivel» que aspiraban al galardón. Y méritos le sobran, porque, como también destacó el jurado, «su continuada y excelente labor ha influido de manera decisiva en los planes de desarrollo y en las políticas de las más relevantes instituciones mundiales», además de ser el fundador de «una escuela universal comprometida con la defensa de los derechos humanos» que ha ayudado a redirigir planes de desarrollo y políticas de Naciones Unidas, lo que hace del economista bengalí «una figura clave del pensamiento actual y un maestro de maestros».

La hambruna que le marcó

Un hombre cuyas investigaciones combaten «la injusticia, la desigualdad, la enfermedad y la ignorancia», porque su compromiso ético está guiado por unos valores que empezaron a forjarse ya de niño, cuando a Sen le marcó a fuego la hambruna que vivió en Bengala en 1943 y que provocó miles de muertos. Así que luego investigó cómo el alza de los precios de los alimentos impagables para los campesinos sin tierra y los pobres de la ciudades determinaron aquella tragedia.

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Fue en su obra más conocida, 'Pobreza y hambruna' (1981), donde probó que el hambre no es consecuencia de la falta de alimentos, sino de las desigualdades en su distribución. Y, entre sus aportaciones mas innovadoras, se encuentra, asimismo, el concepto de «capacidad y libertad positiva», la capacidad real de una persona de ser o de hacer algo, en contraposición a «la libertad negativa», común en economía y que se centra en la 'no interferencia'.

Una prueba de su talante dialogante y humilde es que Sen dedicó la dotación del Nobel a crear la fundación Pratichi Trust, que trabaja en favor de la alfabetización, la salud básica y la igualdad de género en India y Bangladesh.

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El mismo con el que este doctor 'honoris causa' por más de un centenar de universidades y que acapara todos los grandes premios de economía y un sinfín de reconocimientos y condecoraciones, una superestrella en el mundo académico, acogió este Princesa de Ciencias Sociales 2021 desde Cambridge (Massachusetts), donde sigue al pie del cañón a sus 87: «Me siento profundamente honrado al recibir el Premio y me gustaría transmitir mi agradecimiento a la Fundación Princesa de Asturias, por la que siento una gran admiración».

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