«Los políticos buscan resultados inmediatos y en la ciencia no los hay»
Las científicas francesa y estadounidense confrontan dos modelos diferentes de investigación, el de EE UU y el europeo
M. F. ANTUÑA
Jueves, 22 de octubre 2015, 04:31
Dos mujeres separadas por un océano y unidas por un mismo descubrimiento científico. Jennifer Doudna (Washington DC, EE UU, 1964) y Emmanuelle Charpentier (Juvisy-sur-Orge, Francia, 1968) recogerán juntas en el Campoamor el Premio de Investigación Científica y Técnica por desarrollar una tecnología que permite modificar genes con precisión y sencillez. Son las creadoras de la edición del genoma. Ambas están ya en Oviedo y en sendas entrevistas -realizadas por separado- desgranan para EL COMERCIO su visión de la investigación y desvelan el lado más humano de la ciencia.
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¿Cómo es el momento 'eureka'?
«Sentí escalofríos, felicidad, nervios y emoción»
-Emmanuelle Charpentier: «Es difícil de explicar. Hay momentos 'guau', de sorpresa cuando no esperas nada, y hay otros momentos en que estás buscando algo y al final lo encuentras. Todo es fruto de la curiosidad, de tratar de encontrar la respuesta a una pregunta, y al final acabas dando con otras respuestas que te llevan a ese 'eureka', pero es poco frecuente. Es una gran felicidad, especialmente en este estudio. La investigación funciona a base de muchos pequeños experimentos encaminados a un mismo fin. A veces funcionan y a veces no. Para que haya un buen día han de pasar muchos días malos.
-Jennifer Doudna: La ciencia es muy tediosa, todo es muy lento, los experimentos fallan, hay mucha frustración, pero de tarde en tarde existe ese momento en que tienes un descubrimiento. En el caso de esta tecnología recuerdo que estaba en mi despacho con un alumno de postdoctorado que me estaba mostrando los resultados de su trabajo con una proteína bacteriana. Nos dimos cuenta de que esa proteína se podía reprogramar para poder reconocer lugares en particular del ADN de las células y cortar, es más, al hacer este corte podíamos provocar las células para que cambiasen el ADN de manera muy precisa. En ese momento nos quedamos mirándonos y nos dimos cuenta de las implicaciones. Me sentí nerviosa y feliz, una gran emoción y tuve escalofríos por la columna.
La receta: ¿pasión, conocimiento, compromiso, suerte?
«La ciencia hay que vivirla»
-EC: En biología necesitas trabajarmuchísimo, porque no se trata de conceptos, sino de realizar experimentos. Desde el principio, cuando acabas la universidad, cuando te licencias y pasas a trabajar en un laboratorio, sabes que le vas a dedicar muchísimo tiempo. A partir de ahí necesitas también darte tiempo para fomentar la creatividad, es importante conocer otros aspectos de la ciencia en los que encontrar inspiración para ser creativo. Y sí, también se necesita suerte, pero siempre hay que estar preparado y abierto para que la suerte llegue. También hay que saber utilizar la metodología pero sin olvidar confiar en la intuición. Yo no llamaría pasión a lo que siento por la ciencia, hay muchas que me apasionan, pero esto es más, es algo que está dentro de mí. La ciencia hay que vivirla. Yo la vivo. Por supuesto, hace falta compromiso y ser muy persistente.
-JD: ¿Pasión, conocimiento, compromiso, suerte? Diría que la receta va a partes iguales de todo eso. Me encanta el dicho de que la suerte favorece la mente preparada, que es lo que me decía mi padre cuando era niña. Siempre lo tengo en la cabeza, me ayuda a soportar las frustraciones en el laboratorio. En la ciencia hay mucho trabajo, pero siempre hay un elemento inesperado, por eso es tan divertida, porque no podemos predecir hacia dónde va.
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Reconocimiento social
«No queremos estar en el candelero, solo tener medios para hacer nuestro trabajo»
-EC: Quizá si lo comparamos con la situación de hace años, hay más reconocimiento social. Nosotros queremos tener los medios para hacer nuestro trabajo, ese es nuestro reconocimiento, no queremos estar en el candelero. Para mí es muy importante que la ciencia tenga espacio en los medios de comunicación para fomentarla entre los adolescentes, para que empiecen a ver que no somos locos que estamos en los laboratorios.
-JD: En el caso de esta tecnología, lo cierto es que muy pronto me di cuenta de que iba a afectar a toda la sociedad y esa sensación me inspiró a salir del laboratorio y empezar a trabajar en explicar a las personas no científicas en qué consiste. Es complicado pero sigo trabajando en hacerlo de manera sencilla y clara. El público debe saber cómo se gastan los dineros destinados a la investigación y debe entender lo que significa para así decidir cómo se va a utilizar. Estoy ahora en medio de reuniones organizando una cumbre internacional sobre la edición genética en diciembre que va a iniciar ese debate.
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Comprensión de los gobiernos
«La investigación es cara: hay que pagar salarios, los equipos no son baratos...»
-EC: Es difícil que los políticos entiendan a la comunidad científica. Es normal porque es un campo muy específico. Los políticos buscan resultados y productividad inmediata y en la ciencia no los hay. La investigación es cara, hay que pagar los salarios de los científicos, los equipos no son baratos y los consumibles tampoco, pero no tenemos que olvidar que cualquier desarrollo que ayude a la humanidad proviene de la ciencia básica.
-EC: Los gobiernos en general están muy lejos de comprender la ciencia. En el caso concreto de la tecnología que hemos desarrollado creo que están empezando a hacerlo. He tenido conversaciones en el Congreso de Estados Unidos, en el Parlamento europeo, y también con los grupos reguladores en Holanda y otros países europeos. La sensación que tengo es que los gobiernos tienen interés en comprender la ciencia y creo que sí valoran el impacto de esta tecnología y quieren hacer lo correcto.
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Estados Unidos y Europa, qué nos une y qué nos separa
«En Europa estamos menos enfocados a la productividad»
-EC: Ahora me encuentro en una situación distinta, tengo buena financiación, pero cuando hice mi investigación lo pasé mal en términos económicos y me moví en varios países para poder hacer lo que quería. Jennifer es la jefa de un laboratorio en una de las universidades principales de EE UU (Berkeley), ellos sí tenían un buen nivel de apoyo. La diferencia es que en EE UU las universidades están bien financiadas, en Europa, unas sí y otras no. Aquí en Europa, en ciencia básica, se trabaja con financiación pequeña, y en EEUU muy grande, pero eso es un arma de doble filo, porque hay científicos que están abandonando porque no consiguen apoyo y las universidades son muy competitivas, deben producir y no siempre tienen el tiempo que necesitan los científicos. En Europa estamos menos enfocados en la productividad.
-JD: El sistema estadounidense ha sido muy bueno a la hora de apoyar a los investigadores jóvenes, de manera distinta a la tradición europea, que ahora está cambiando, pero que solía dar apoyo a muy pocos científicos muy señeros. Creo que cuando se da a los jóvenes la libertad de perseguir sus ideas es cuando las grandes cosas ocurren. En la otra cara de la moneda, lo que pienso que se hace mejor en Europa es dar apoyo a largo plazo a proyectos de investigacion que no van a dar frutos de manera rápida. Envidio eso a los europeos.
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Mujer y ciencia
«Para que más mujeres entren en ciencia tienen que percibir que el entorno no es hostil»
-EC: Intento ignorar la cuestión de género. En Austria había financiación para mujeres y la rechacé, estoy en contra de la discriminación positiva. Hay que ayudar a los dos, a los científicos y las científicas, los dos pueden tener hijos y pueden necesitar guarderías para ayudar a conciliar vida personal y laboral. Ahora existen fundaciones que se aseguran de mantener cuotas de género y otorgar financiación a mujeres, pero no se trata de eso, se trata de una cuestión de mentalidad, de un sistema que está orientado a los hombres. Es difícil cambiar las cosas. Se necesita tiempo.
-JD: Es un proceso que las mujeres podamos contar con apoyo a nuestras investigaciones y que se nos reconozca cuando tienen un impacto. Para que más mujeres entren en las ciencias tienen que percibir que el entorno no es hostil y que sus logros sean tan reconocidos como los de los hombres.
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