Este Oviedo no parece el de Cervera

Álvaro Cervera acostumbra a ser bastante claro en la sala de prensa y en la del Heliodoro Rodríguez López no fue una excepción. La sensación fue que el técnico, con sus palabras, mandaba un mensaje claro a sus jugadores que, probablemente, tendrá su plasmación en la alineación del equipo del próximo domingo, ante el Racing de Ferrol.

El técnico azul no obvió que el equipo estuvo mal con el balón y así lo reflejó en sus palabras. Sin embargo, lo que más le molestó fue la falta de intensidad y de actitud de los suyos en el terreno de juego.

Cervera está acostumbrado a que los rivales manejen mejor balón que su equipo, pero también que sus futbolistas sepan minimizarlo. No tuvo reparos en reconocer que el Tenerife les había superado en ese aspecto. «Ellos estuvieron mejor que nosotros con balón durante todo el partido», reflexionó tras la derrota. Los números así lo reflejan. El Tenerife ganó la posesión, 54%, pero eso es algo que no preocupa en exceso a un entrenador que ganó al Barcelona con el 18%.

La sensación tras la derrota ante el Tenerife es que lo que realmente molestó al entrenador fue la actitud y que los jugadores no fueron fieles a lo que entrenan cada día. Un ideario que, como constataron la pasada campaña, funciona.

Además de la falta de acierto con balón, el técnico incidió en que «tuvimos muy poca fuerza en los duelos individuales. Perdíamos el balón con mucha facilidad y seguíamos sin llevarnos duelos y balones divididos». Otro de los errores que percibió es que sus futbolistas perdían las posesiones en el centro del campo.

«Cada balón dividido era de ellos, esa fue mi sensación». Una circunstancia que achacó a que el equipo exhibió «muy poca fuerza en el centro del campo y así es muy difícil que los extremos se pongan en funcionamiento. Si no ganas el balón en ese duelo, el resto no funciona».

La intensidad que el técnico echó en falta de su equipo tiene su reflejo en las estadísticas finales del encuentro. Los insulares cometieron 17 faltas en el partido por siete de los ovetenses. En lo disciplinario también tuvo consecuencias, ya que los de Asier Garitano acabaron recibiendo seis tarjetas amarillas, por ninguna de los ovetenses. De hecho, el técnico local hizo dos cambios en el descanso, dejando en el vestuario a los dos laterales, Buñuel y Nacho, que habían sido amonestados en la primera mitad, para evitar una expulsión.

La fuerza que el técnico echó de menos en el centro del campo pudo ser la que aporta Luismi, ausente por lesión. En la pretemporada el técnico apuntó a la necesidad de realidad la incorporación al centro del campo de un mediocentro que pueda juega como central. Sin embargo, no se produjo esa llegada y se espera que Luismi pueda volver pronto al equipo. No obstante, parece que el problema tiene que ver más con lo colectivo que con lo individual.

En cualquier caso, la sensación es que el encuentro del lunes ha sido una lección para el equipo que el técnico analizará en los próximos días con los jugadores y que servirá para tratar de propiciar un cambio de actitud. También servirá igualmente para poner las expectativas del equipo en su sitio.

En la rueda de prensa previa al encuentro el técnico dijo que veía que se miraba demasiado arriba, un peligro sobre el que alertó. Por eso, después de la derrota, indicó: «No sé si el partido sirve para bajar a la tierra», pero lo que sí tiene muy claro es que es consciente de que el equipo está hecho para afrontar los partidos de otra forma. «Se trata de que podemos competir en todos los campos, pero haciendo otras cosas», apostilló.