El Real Oviedo se da un respiro

El Real Oviedo logró un agónico triunfo ante el Mirandés, 1-0, que le permite tomar aire y salir de los puestos de descenso. Un gol de Ortuño fue suficiente para los azules que tuvieron la dosis de fortuna que otras veces les faltó.

El once de Ziganda presentó cuatro novedades, con la entrada de Grippo por Carlos Hernández; Mossa por Christian Fernández; Borja Sánchez por Jimmy; y Ortuño por Rodri. Saúl Berjón no entró finalmente en la convocatoria, en la que si lo hizo Sebas Coris.

Los azules salieron algo titubeantes, agarrotados por la situación e importancia del partido. Al equipo le costaba cada acción tanto en ataque como en defensa. Enfrente, todo lo contrario, un conjunto reforzado por su buena temporada, con las ideas claras y dispuesto a ir a por los locales desde el inicio.

La salida de balón de los oviedistas volvía a ser lenta y previsible, con casi todos los pases horizontales o hacia atrás.

Los de Iraola lo intentaron pronto con un disparo lejano de Álvaro Rey que Lunin despejó a córner con una buena mano.

A medida que pasaron los minutos y, sobre todo con la entrada en juego de Borja Sánchez, el equipo mejoró. El ovetense era el único capaz de dar verticalidad al juego y desbordar, lo que permitió al equipo ir ganando algunos metros. Un buen pase suyo a Ibra lo remató el delantero a la media vuelta, pero muy flojo y a las manos de Limones.

Al menos los de Ziganda salían de su campo y se asomaban al área contraria. No obstante, con poco esfuerzo el Mirandés tenía alguna oportunidad, como un remate de Sagnan que Arribas despejó de cabeza.

El problema es que la opción de Borja Sánchez era la única que tenía el equipo en ataque, ya que la banda derecha no acababa de funcionar con Lucas y Sangalli, que no encontraban espacios para aprovechar su velocidad. Por el centro y con balones largos, tampoco aparecía el camino. Borja fue objeto de una falta, casi en la línea de fondo que botó Tejera e Ibra cabeceó a las manos de Limones.

Aunque no tuvo ocasiones claras de gol, el Mirandés llegaba más, dispuso de muchos centros laterales y hasta cinco saques de esquina y un par de faltas, que nunca encontraron rematador, gracias al acierto de Grippo y Arribas, que estaban acertados en el juego aéreo.

El partido estaba bastante igualado, aunque los visitantes parecían tenerlo más donde querían que los ovetenses, que seguían con algunas dudas para iniciar el juego.

Cuando el juego transitaba por una fase tranquila, en la que los dos equipos parecía que preferían que llegara el descanso con las tablas en el marcador, llegó la acción del único gol. Luismi encontró a Ortuño en un costado del área y el murciano se revolvió para mandar al centro, Ibra se iba a hacer con el balón cuando fue derribado por detrás por Álvaro Peña. El árbitro señaló el penalti para lo que no necesitó del VAR. La pena máxima la transformó Ortuño, ya que pese a que Limones adivinó el lanzamiento no lo pudo atrapar.

Los azules encontraban premio a los 40 minutos y fueron capaces de conservarlo hasta el descanso, no sin pasar por algunos apuros y con el recuerdo de lo sucedido en el encuentro ante el Deportivo. La solidez defensiva volvía a tener recompensa para los de Ziganda ante un rival que había llegado más pero no acertó en los metros finales.

El gol tuvo efectos beneficiosos sobre el ánimo de los azules, que salieron bien en la segunda mitad, más valientes, presionando mucho más arriba el inicio de juego del conjunto rojillo e incluso siendo capaz de robar y salir con cierto peligro. Eso sí, el equipo, como sucedió en algunos momentos de la primera mitad, demostraba que anda justo de gasolina, en especial algunos jugadores, como Sangalli, que desde la vuelta de la competición no es el jugador desequilibrante que fue en la primera parte del campeonato.

El Mirandés comenzaba a estirarse y a frecuentar la portería de Lunin, pero tampoco disponía de ocasiones claras. El partido se jugaba en campo azul.

Pasada la hora del encuentro se produjo un fuerte choque entre Ibra y el portero Limones en un balón que el meta salió a despejar. El exguardameta azul tuvo que ser sustituido y con un collarín. Ziganda aprovechó para realizar el primer cambio, dando entrada a Lolo en sustitución de Ibra y reforzar así el centro del campo.

Del parón para atender a los lesionados salió más enchufado el Mirandés que tuvo a los locales encerrados en su campo unos minutos. Era un acoso y derribo, con ocasiones que se sucedían sin acierto y con fortuna para los azules.

Los locales se defendían como podían de las embestidas en un final de partido que se presumía agónico y para el que Ziganda se protegía dando entrada a Christian por Borja Sánchez, para jugar con tres centrales.

El final fue una agonía con los azules arañando segundos al reloj y los rojillos colgando balones al área.