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Los riosellanos de Entaína pintaron de colores el desfile.

El Sella se desborda por las calles de Arriondas

Llenazo. Un multitudinario y animado desfile de las peñas recupera el espíritu original de la gran cita festivo-deportiva creada por Dionisio de la Huerta

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Domingo, 7 de agosto 2022, 00:30

Multicolor, como la bandera que identifica la gran fiesta de Les Piragües del Sella, así volvió a correr ayer por el centro de Arriondas el otro río de su primer sábado de agosto, el de las peñas que protagonizan el desfile previo a la lectura del pregón y el cañonazo de salida del Descenso Internacional. Las fanfarrias y las gaitas pusieron banda sonora a la diversión contenida durante los dos últimos años de pandemia en una folixa multitudinaria como pocos recordaban y que desbordó desde primeras horas de la mañana las calles de la capital parraguesa. El buen tiempo se sumó a la jornada y el sol acompañó a los miles de selleros que siguieron la marcha durante su recorrido.

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En las posiciones de cabeza se hacían notar con voz propia Los Rabiones de La Pola de Siero, repitiendo la logística del último Sella que se pudo celebrar con un camión cargado de banderas, collares, bebidas refrescantes y dos potentes bafles para marcar el ritmo de sus cofrades. Rufi Riestra, su portavoz, confesaba: «Este año venimos cargados a tope de energía y alegría. Llenamos tres autobuses más la gente que vino por su cuenta. Había muchas ganas de estar aquí. Les Piragües ye una fiesta que tien mucho tirón en La Pola desde siempre y a la gente no hace falta animarla, viene sola». Jaleado por los más entusiastas de la peña, el hostelero del bar La Flaca, no dudaba en pedir «un respetuoso silencio para que todos escuchen que El Sella ye la mayor fiesta no de Asturies, del mundo», defendía.

Tras los polesos, uno de los grupos que se ha incorporado al desfile en sus últimas ediciones, El Roblón de Coya, daba vivas sin parar a la fiesta y a la memoria de su fundador Dionisio de la Huerta. Al frente de la peña, Aurora Hevia expresaba: «Estamos preparados para darlo todo y volver a las raíces de nuestres Piragües, que son úniques. Nos presta muchísimo ver que hay bastante más gente que antes de la pandemia y con este día tan precioso solo queda festejarlo y pasarlo bien. Por nosotros no va a quedar». Otro de los colectivos que han ido abriéndose hueco en la marcha festiva, el de Los Ponguetos, avanzaba con brío flanqueando un todoterreno engalanado y espoleando los ánimos la alcaldesa Marta María Alonso Guijarro se mostraba «encantada de estar aquí de nuevo con mis vecinos para recordar que Ponga también existe y que en esta fiesta siempre nos sentimos en casa. Procuraremos estar a la altura y disfrutar todo lo que se pueda. El Sella está a tope y la gente tiene mucha gana de divertirse. Después de dos años nos lo merecemos», afirmaba.

Entre emociones enfrentadas desfilaban unos clásicos de esta cita, Los Botijos, de Cangas de Onís, como reconocía su representante Berta Martínez: «Se junta por un lado el estar felices por recuperar la fiesta con la tristeza porque hace ocho meses falleció nuestro presidente Mole. Este año venimos en su homenaje y sabemos que él desde el cielo nos acompaña. Así que aquí estamos y con más gente que nunca porque El Sella no lo para nada ni nadie».

El recuerdo a Pedro Olmo, Mole, estuvo muy presente en la celebración que durante tantos años contribuyó a animar con su peña canguesa y una pancarta en su honor se desplegaba frente a la tribuna de autoridades. Compañeros de otros grupos tenían también palabras en su memoria, como Jénnifer Rodríguez, de los riosellanos Entaína: «Nuestro propósito ye recuperar la tradición del sábado de Piragües, un sentimientu que esti añu tenemos a flor de piel por los que ya no están, como Mole y otros. Se nos encoge el corazón, pero hay que vivir la fiesta», manifestaba. Igual de emocionado, Jorge Suco, de los Selleros de Arriondas señalaba su propio brazo: «Lo que siento ye esto, un respigu por volver y ver que esto está a tope. El Sella ye lo más grande que hay», proclamaba.

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Devoción piragüera exultaba José María López, el Rey Aurelio que acompaña a la habitual representación de monarcas asturianos: «Esti Sella va ser históricu por el nivel de los deportistas que participan en la prueba y sobre todo por el amor que-y tien la gente a esta fiesta». Una prueba de esa fidelidad la encarnaban los hermanos Javier, José Luis y Esther Tendero, madrileños con las raíces en Esteli (Piloña) e integrantes de Los Tritones: «Llevamos viniendo desde el año 74: el Sella es la mundial», aseguraban. La veterana peña encargada de velar y 'limpiar' el río antes de la salida del Descenso, se incorporaba al desfile con el recorrido ya muy avanzado debido a un retraso en el tren que los transportaba desde Infiesto. En todo caso llegarían a tiempo para poner su chispa en la marcha y lograr con sus cánticos insistentes al paso frente a la tribuna que el mismísimo presidente del Principado Adrián Barbón botase, compitiendo en el brete con su homónimo el cántabro Miguel Ángel Revilla y otros políticos invocados por los Tritones. Ellos pusieron el broche al desfile de un Sella único.

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