Asturias exprime de punta a punta su nueva libertad
Cambiar de concejo en bici, hacer senderismo, volver al mercado o despedir en compañía a un ser querido. La fase 2 trajo alivios «ya muy necesarios»
A. C. / L. R. / A. F.
Martes, 26 de mayo 2020, 02:28
Ayer fue un lunes que se salió de la normalidad. De la vieja y de la nueva. Un lunes a medio camino, que al fin se permitió traspasar fronteras, aunque fueran municipales. Un lunes soleado, que sirvió de domingo a los ciclistas, montañeros y excursionistas varios que no suelen salir a comulgar con la naturaleza en jornada laborable. Fue especial por muchas razones, empezando porque permitió a todos los asturianos, de punta a punta de la región, recuperar parte de la libertad que el coronavirus les había arrebatado. En un ambiente veraniego, extraño y en algunos puntos hasta pseudovacacional, el Principado estrenó la fase 2 que trajo de vuelta consigo aficiones, más o menos prescindibles, pero también alivios «ya muy necesarios». Como el que permite a quienes hayan perdido a un ser querido reunir a quince personas si el velatorio tiene lugar en un espacio cerrado y hasta veinticinco, al aire libre.
La desescalada ayuda a paliar el sufrimiento con compañía. Y también, en el caso opuesto, a compartir el disfrute. A que la soledad sea elegida. Y a reencontrarse con la hasta ahora infravalorada cotidianidad de respirar aire puro. Además de animarse a cruzar concejos, a pie o en bici, algunos asturianos aficionados a la escalada aprovecharon el cambio de fase para poder ir a practicar a algunas de sus paredes y vías favoritas. Fue el caso del riosellano Francisco Camblor Keller, bombero de profesión, que ayer no dudó en coger su equipo y desplazarse hasta Poo de Cabrales: «Después de dos meses sin tocar la roca, se disfruta el doble el poder volver a escalar».
También se disfrutó el doble bajo techo. Que se lo digan, por ejemplo, a los bibliotecarios de Mieres: «Hubo mucha actividad, como unas cuarenta personas que acudieron para devolver y a sacar más libros». Ayer se ganó en vida. O en nueva vida. Da igual.
«Los ciclistas por fin podemos cruzar las fronteras»
El 25 de mayo fue el día marcado en el calendario por los ciclistas no profesionales del Principado. En realidad, no supieron hasta el pasado sábado que su momento iba a llegar el último lunes de mayo -ayer-, fecha en la que las fronteras de los municipios se abrieron para la práctica del deporte.
Pasadas las doce de la mañana, en el Alto de la Madera comenzaron a coronar los primeros ciclistas. Nicolás Bernardo y Rubén Nomparte alcanzaban la cima por primera vez desde el pasado 14 de marzo. «Por fin podemos cruzar las fronteras», comentaba Nicolás, mientras se detenía para tomar un trago de agua. Tanto él como su compañero, pedalean respetando las distancias de seguridad.
«Menuda felicidad, además hoy es mi cumpleaños, no hay mejor regalo posible», bromeaba Nomparte, mientras reanuda la marcha con destino a Pola de Siero. En apenas media hora, cerca de un centenar de ciclistas se cruzaron en el Alto de la Madera.
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Modesto Rubiera, un veterano deportista, optó por una ruta más larga que la de Nicolás y Nomparte. «Voy hacia la Campa», indicaba cuando llevaba recorridos trece de los casi ochenta kilómetros de su ruta. «Estaba cansado de subir y bajar La Providencia», recordaba sobre sus últimos días encima de la bicicleta. Él, como para el resto de los deportistas, desde ayer se siente algo más libre.
Dudas con el BOE
Pese a que desde ayer los ciclistas ya pueden cambiar de municipio, algunos no lo tenían tan claro. Al ver un coche de la Guardia Civil patrullar por la zona y no impedir el cambio de municipio, ninguno dio la vuelta en el límite entre Gijón y Siero. Desde el lunes, 25 de mayo, las carreteras vuelven a tener vida.
«A mi edad ya tenía que haberlo dejado, pero no sé»
Alicia María Pérez y Armandina Laguna regresaron ayer al mercado de los lunes en Avilés con sus limones, repollos, berzas y lechugas en busca de un comprador que además de producto les diera un poco de conversación. «A mi edad ya tenía que haberlo dejado, pero no sabemos. Siempre he trabajado en el campo y ahora que 'toy' sola, hágolo poco a poco. Gústame trabajar y también bajar aquí a vender y hablar con la gente. Es casi más por afición que por otra cosa», reconocía Alicia, mientras se aproximaba la chaqueta porque ayer en el Parque del Muelle, de espaldas a la ría, el viento cortaba.
Ella y Armandina fueron dos de las incorporaciones a un mercado cuyo emplazamiento provisional no termina de gustar a los vendedores, a pesar de que todos reconocen la suerte que han tenido todos estos lunes que no ha llovido. Todos reclaman volver a Hermanos Orbón, aunque no saben cuándo podrán hacerlo.
«Aquí hace frío y la corriente pela. Estábamos mucho mejor en Las Meanas; es más, prefiero aquello para siempre porque en Hermanos Orbón estamos muy encajados y nos cagan las palomas. Yo todos los días tengo que lavar la sombrilla porque queda hecha un asco», explica una locuaz Armandina que, al contrario que su compañera, sí baja al mercado porque le viene bien sacar un dinero con lo que produce su huerta. La pena es que durante estos meses pasados no ha podido atenderla en condiciones por el confinamiento. «La tierra está allí y ahora es cuando más da, pero quién va a hacerlo», se pregunta.
«Ya nos podemos poner a tono al entrar en la fase 2»
El rock & roll regresaba con fuerza a Mieres. «Tenemos que ponernos a tono con la llegada de la fase 2», señalaban los componentes del grupo Joel Jefferson Stalin. El Ayuntamiento reabría ayer los locales de ensayo Mercurio en esta etapa de la desescalada. La nueva normalidad para las bandas supone tener que organizarse entre ellas para poder disfrutar de las salas durante dos horas al día. Y se ha logrado poner de acuerdo a casi una veintena. Hay cuatro turnos en una jornada y, de este modo, hay sitio para todos.
«El confinamiento ha sido muy duro para los músicos», explicaba uno de los componentes de la formación, Adrián Cadaya. «No se puede tocar como uno quiere y, la verdad, tampoco me gustaba eso de sumarme a actuaciones en 'streaming' desde mi casa, pero son muy respetables», añadía Pablo Álvarez Torre. Ellos dos, con la guitarra y el bajo en las manos, confesaban que al menos pudieron ensayar algo durante el encierro, con los auriculares o en acústico. «Yo no pude hacer nada de nada», decía a continuación Pablo González. Él es el batería. «Como para practicar en mi piso», bromeaba.
Los tres destacaban el esfuerzo que está haciendo la Concejalía de Cultura para impulsar la labor artística del concejo antes, durante y ahora, después, de la crisis sanitaria. «Tenemos mucho que ensayar si queremos llegar a tiempo para las actuaciones de San Xuan».
«Teníamos unas ganas locas de volver a los Picos de Europa»
Había sed de montaña y, aunque los lunes no suelen ser los días más propicios para las escapadas, ayer fueron muchos los aficionados que se calzaron las botas y se lanzaron a disfrutar de su pasión en otros concejos gracias al cambio de fase. Fue el caso de los parragueses Carmen Martínez y Fernando Cuenco, quienes aprovecharon el buen tiempo para realizar una ruta circular con salida y llegada en el lago Ercina. «Teníamos unas ganas locas de volver a los Picos de Europa, pues los frecuentamos mucho, pero estas semanas pasadas no estaba muy claro si podíamos venir o no, así que hoy -por ayer-, con la nueva fase, no lo pensamos ni un momento», explicaron mientras descansaban de la caminata y disfrutaban de la tranquila estampa que ofrecían los Lagos de Covadonga.
Llamamiento a la precaución
Desde su vivienda en Tárañu (Cangas de Onís), Jaime Martín Lapresa también ultimaba los preparativos para disfrutar de una ruta por sus queridos Picos una vez hubo terminado su jornada de teletrabajo. «Subiré hasta los Lagos y desde allí me dirigiré hasta la zona de Vega de Ario, pues hasta ahora no podía pasar al encontrarse en terrenos de Onís», explicó. La idea, agregó, es «ir haciendo un poco de pierna hasta que el día lo permita». E hizo un llamamiento a la «prudencia». «Hay que ir con cuidadín, pues estamos desacostumbrados y no podemos volvernos locos porque es cuando llegan las lesiones», advirtió. Y reconoció que ya se encuentra planeando una escapada a su Palencia natal en cuanto sea posible.
«Es una gozada poder disfrutar de los Lagos de Covadonga casi en soledad»
Un día espléndido, el ganado pastando por las vegas y muy pocas personas. Así fue como ayer recibieron los Lagos de Covadonga a quienes quisieron acercarse a disfrutar de ellos aprovechando el paso a la fase 2 de la desescalada, que ya permite cambiar de concejo para hacer deporte y pasear por la naturaleza. Entre los primeros en llegar se encontraban Cristina González y su hija Manuela Díaz, llegadas desde Avilés. «Nos encanta esta zona y decidimos aprovechar el día para venir primero a la misa en Covadonga y después a comer tranquilamente en los Lagos», explicaba la madre. Y reconocía que había sido todo un acierto. «Jamás habíamos visto esto tan tranquilo, es una gozada poder disfrutar del Enol casi en soledad», aseveró.
Efectivamente, el picnic de esta familia apenas se vio interrumpido por algún que otro senderista y ciclistas que 'atacaban' la emblemática etapa reina de La Vuelta. «Después de tanto tiempo parados hay que ir poco a poco, así que esta vez nos acercamos hasta Arriondas en coche y subimos desde allí para no forzar», reconocían Nacho Martínez y Pedro y Manuel Trespalacios, de Noreña. Eso sí, «había muchísimas ganas de poder hacer rutas como esta».