«El derecho a la vida no conlleva el deber de mantenerla hasta que Dios decida»
María Luisa Carcedo Diputada socialista e impulsora de la ley de eutanasia ·
«No quiero entrar en el debate con los obispos, porque ellos están en el plano de las creencias y yo, en el de la razón y la legalidad»AZAHARA VILLACORTA
GIJÓN.
Sábado, 20 de marzo 2021, 01:57
María Luisa Carcedo Roces (San Martín del Rey Aurelio, 1953) empezó a preparar la ley de eutanasia que acaba de incluir a España entre los países que ya regulan «un derecho que nos hace más libres» -junto a a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Colombia y Canadá- cuando estaba en la oposición. «Hace casi cuatro años». Y este jueves, día «histórico» para los colectivos que llevaban décadas peleando por que se reconociese el derecho a morir dignamente, la diputada socialista terminó su intervención en el Congreso con un cita de Luis de Marcos, paciente de esclerosis múltiple que un día le dijo a su mujer: «Asun, todos venimos al mundo con una misión, y a mí me ha tocado sufrir una enfermedad que me ha llevado a luchar por uno de los derechos más básicos». Con una cita y un deseo para sus compañeros de hemiciclo, independientemente de su ideología: «Ojalá podáis tener esta salida si la necesitáis».
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-¿Qué sintió con la luz verde a la llamada 'ley Carcedo'?
-Estaba tan cansada y tan agobiada de trabajo, porque fue un día terrible, que ni lo pensé. Pero, sobre todo, muy contenta por ver la satisfacción de la gente que se implicó tanto en esto y que estaban felices y emocionados.
-Usted misma, médica, ha visto el sufrimiento de cerca...
-Sí. Y se te salgan las lágrimas cuando sabes que no puedes hacer más, que llegaste al límite con los remedios que la ciencia hoy en día tiene. Entonces, no queda otra que aliviar en la medida en que se pueda. Y, cuando no hay alivio, compadecerte de la persona que sufre. Eso es lo que hay que remediar: el sufrimiento.
-En cuatro años, su partido pasó de no respaldar una propuesta de IU al respecto a sacar adelante esta ley pionera. ¿Por qué?
-En aquel momento nos abstuvimos porque nos parecía que había que hacer esto con un poco más de serenidad y de calma y no correr riesgos de inconstitucionalidad. Había que trabajarla mucho y con mucha cautela. Y eso fue lo que hicimos.
-Vox ha anunciado ya que recurrirá al Constitucional.
-Si tienen esa capacidad, que lo hagan. Pero nosotros hemos hecho una ley muy garantista, muy cuidadosa, no solo con los derechos de las personas, con la Constitución, con la ley de autonomía del paciente..., sino también con los aspectos competenciales, para no dejar ningún flanco abierto a una posible inconstitucionalidad. Intentamos que se ajustase fielmente a las doctrinas constitucionales de España y de los países de nuestro entorno.
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-El alto tribunal portugués acaba de tumbar su ley...
-Esa sentencia se refiere solo a que la definición de los supuestos no está muy clara, a que es muy impreciso lo del sufrimiento. Pero nosotros lo definimos con mucha claridad. Y tuvimos que aguantar muchísimas presiones para que lo cambiásemos, pero nos resistimos, porque consideramos que era imprescindible una definición correcta de en qué supuestos concretos se puede solicitar la ayuda para morir.
-Un sentencia del Supremo, en cambio, ha reconocido que la asociación Derecho a Morir Dignamente es de utilidad pública.
-Sí. Y la argumentación del Supremo para desestimar el recurso de Abogados Cristianos es preciosa. Dice que el derecho a la vida no conlleva el deber de mantenerla hasta que Dios decida. Lo de «que Dios decida» lo añado yo.
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-La Conferencia Episcopal insta por su parte a la objeción de conciencia.
-Yo no quiero entrar en el debate con los obispos porque ellos están en el plano de las creencias y yo, en el de la razón y la legalidad. Y la legalidad es que 202 votos sobre 350 diputados han decidido que la eutanasia tiene que ser un derecho en España.
-¿Teme que el PP intente obstaculizar su aplicación en las comunidades donde gobierna?
-Eso siempre está ahí, igual que intentaron poner obstáculos a la ley del aborto, aunque están muy callados desde que logramos que Gallardón se tragara su propia medicina. Debemos tenerlo previsto, pero este es un derecho civil que se apoya en derechos fundamentales. Negarse a aplicarlo tiene consecuencias y no es fácil. Además, son derechos que no pueden demorarse 'sine die'. Tienen que responderte rápidamente. No estamos ante la situación de que te den o no una pastilla para la diabetes. Estamos ante un derecho muy protegido por la Constitución. Ellos verán, pero es muy complicado negarse. Así que ojito.
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-Han dicho que este es gran el logro de una roja de la Cuenca...
-(Ríe) Esos son mis orígenes, aunque con un ramalazo gijonés, porque vivo en Gijón hace muchos años. Pero mis orígenes, mi ADN ideológico y de la personalidad, se formaron donde se formaron. Y estoy muy orgullosa de ellos.
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