Renata, reincidente en premios

Vilariño, que regentaba a la sazón un supermercado en Tremañes, no cabía en sí de gozo. «Se manifestó a este periódico inequívocamente satisfecha con su suerte, pero declaró que la busca, porque juega asiduamente, y no pocas veces, varios números al día. El de la ONCE es su sorteo preferido, aunque, según dijo, también sella, más esporádicamente, algún boleto de la Lotería Primitiva. En ese juego, sin embargo, nunca ha obtenido un premio importante».

Los designios de la suerte. No fue aquel el único premio que llegó a la ciudad. Habían sido varios en lo que ya llevábamos de año: «Tres de las últimas veces en la Casa del Mar, Alcampo y en un puesto de la calle del Río de Oro, en El Llano. En la mayoría de los casos, la cantidad repartida fue la misma, 50 millones de pesetas, es decir, la misma que anteayer repartió Alicia Álvarez Tomás en los barrios de la zona Oeste de Gijón». Ahora, de los diez cupones premiados, los propietarios de ocho guardaban silencio y la vendedora no podía recordarlos. Salvo el que le vendió a la tendera de Tremañes, decía, el resto habían 'caído' por las calles de La Calzada. Vilariño, la doblemente premiada, decía desear invertir los millones ganados en «una vivienda unifamiliar», pero sin abandonar Tremañes. «Es bonito y muy tranquilo», aseguraba esta lucense. Y traía la suerte.