El hogar de los últimos neandertales
Los últimos de la especie sobrevivieron en ciertas zonas del noroeste peninsular, más frías y aisladas, ante el avance de los Homo sapiens
Un estudio realizado en el yacimiento paleolítico de Cova Eirós (Cancelo, Triacastela, Lugo), en el que ha participado la Universidad de Oviedo, aporta nuevos ... e interesantes datos sobre el territorio que habitaron los últimos neandertales de la península Ibérica. La investigación revela que las sierras orientales de Galicia se convirtieron hace unos 41.000 años en un auténtico refugio climático que permitió la supervivencia de los grupos neandertales hasta momentos más recientes que en otras zonas del norte peninsular, como la actual Asturias, donde los 13 individuos de El Sidrón vivieron hace unos 47.000 años, 5.000 antes que sus vecinos gallegos.
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El trabajo, publicado en la revista 'Journal of Archaeological Science: Reports', analiza más de 1.000 restos fáunicos recuperados en el yacimiento, donde no se han encontrado restos humanos. En aquella época, los grupos de neandertales aún ocupaban las sierras orientales de Galicia en un momento en el que, por ejemplo, en parte de la cornisa cantábrica ya habitaban los Homo sapiens (en el abrigo de La Viña, por ejemplo, se dató su presencia unos pocos miles de años después). Explican los científicos que los neandertales explotaban una amplia variedad de recursos, entre los que el ciervo era su principal presa, pero no la única, pues también se ha detectado la explotación oportunista de osos de las cavernas.
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Este trabajo ha permitido comprobar que estos grupos neandertales tenían una gran movilidad por el territorio, del que hacían un uso extensivo y se aprovechaban del hecho de que la cueva se encuentre en la frontera entre distintos ecosistemas, lo que proporcionaba una mayor riqueza y acceso a un gran número de recursos. Las investigaciones arqueológicas están codirigidas por Arturo de Lombera Hermida, profesor de la Universidad de Oviedo y coautor del artículo, y en ella participan varios alumnos del Grado de Historia de la universidad asturiana. «Este estudio viene a confirmar muchas de las cosas que sabíamos por El Sidrón: que eran grupos pequeños y aislados, por ejemplo», nos cuenta el profesor, quien destaca la importancia de «poder describir el clima y el paisaje en el que vivían aquellos últimos neandertales» antes de extinguirse y antes de la llegada del Sapiens a estas montañas.
El artículo del que es coautor ofrece «una reconstrucción aproximada de las condiciones climáticas a las que se enfrentaron estos grupos de cazadores-recolectores». A partir de la información ecológica que aportan las más de 30 especies identificadas en la cueva –varias de ellas extintas a día de hoy, como el rinoceronte lanudo o la hiena– los investigadores han podido deducir una temperatura media anual sensiblemente inferior a la actual, con unos tres grados menos de media; mientras que las precipitaciones se mantuvieron bastante elevadas, con una diferencia de tan solo 150 mm. anuales menos que en la actualidad.
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Estas condiciones permitieron mantener una comunidad vegetal relativamente importante, con un medio dominado por bosques de baja densidad intercalados con praderas húmedas en un momento en el que en la mayor parte de la península ibérica estaba dominada por el frío y la aridez, lo que convirtió al noroeste peninsular en el hogar de los últimos neandertales.
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