Investigan a una juez de Lugo por echar las cartas del tarot
El Poder Judicial expedienta a una magistrada de Lugo al descubrir que ejercía como vidente
Javier Guillenea
Viernes, 1 de junio 2018, 00:20
Por lo visto llevaba un tiempo sin echarse ella misma las cartas. Solo así se explica que no supiera de antemano que estaba a punto de ser descubierta. Para ser más exactos, no la descubrieron a ella, sino a su identidad secreta. La magistrada del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 3 de Galicia, María Jesús García Pérez, se transformaba al salir de su despacho en María, una «tarotista y vidente» cuya «gran experiencia» no le sirvió para adivinar el destino que le esperaba a la vuelta de la esquina.
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Su futuro está ahora en manos del Consejo General del Poder Judicial, que investiga una denuncia presentada contra la magistrada por compaginar su trabajo en la sala de vistas con su actividad en una consulta de tarot. Al parecer, María Jesús García Pérez o simplemente María, según el momento, se encargaba ella misma de colocar en los parabrisas de los coches de Lugo pasquines en los que se ofrecía a echar las cartas del tarot en persona, aunque solo arcanos mayores, por un «precio económico» que al principio fue de 15 euros la hora y luego subió a 20. El anuncio detalla que las consultas, «fines de semana incluidos», son «sin límite de tiempo» y facilita un número de teléfono para ponerse en contacto con la experta en adivinaciones.
Los papeles han aparecido en vehículos aparcados en distintas calles de Lugo, en especial en los alrededores de los juzgados donde la magistrada, entre otras funciones, controla los permisos de libertad de más de mil presos de tres prisiones gallegas. Acompañada por un hombre, parece ser que la vidente distribuía los pasquines a plena luz del día ante la mirada atenta de esa mezcolanza heterogénea de abogados, jueces, funcionarios y ciudadanos que pueblan los alrededores de los juzgados.
La magistrada lo niega todo e insiste en que María no es ella sino su empleado del hogar, un hombre que, además de limpiar la casa y hacer la comida, ha instalado en la vivienda una consulta esotérica que cuenta con el visto bueno de la dueña. «Yo no me dedico a echar las cartas, se dedica a eso mi asistente, que tiene mi permiso y puede hacer lo que le da la gana porque no es funcionario», repite la magistrada a quien se lo pregunta.
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