Varices: cómo prevenirlas y eliminarlas

Lo ideal es siempre la prevención pero la población adulta mundial en su inmensa mayoría, es más que probable que en algún momento de su vida padezca de algún tipo de varices. Los datos son muy elocuentes.

Se considera que un 25% de la población adulta del mundo occidental tiene varices de un tipo concreto, las denominadas «francas» o tronculares, pero si hablamos de arañas vasculares, a las que los expertos en salud las definen también como varices, el porcentaje de población llega hasta el 70%.

Las varices afectan más a las mujeres en general y también son más frecuentes según se van cumpliendo años. Hay circunstancias como el sobrepeso, el estilo de vida o incluso la profesión que se ejerce que también incrementan las posibilidades de que se padezca esta dolencia.

Las varices son venas superficiales que han enfermado, se han dilatado porque la sangre se ha estancado, por lo que están relacionadas y asociadas con una insuficiencia circulatoria.

La causa más frecuente es la herencia genética pero el estilo de vida es innegable que también va a facilitar su aparición.

Factores como el sobrepeso, el tabaquismo, los tratamientos hormonales, el sedentarismo, el embarazo o pasar muchas horas al día de pie, son claves para que se termine padeciendo varices.

Hay varios tipos de varices, no todas son iguales. Están las pequeñas arañas vasculares, las pequeñas venas que se rompen tanto en la cara como en las piernas. Y además están las varices de mayor envergadura que provocan dolor en la zona, sobre todo en épocas de calor.

Las varices son molestas y pueden llegar a ser dolorosas principalmente en verano. Las varices de las pierna provocan pesadez, hormigueos, cansancio e incluso picor antes de desembocar en dolor.

El doctor Antonio Pérez-Piqueras, especialista en Angiología y Cirugía Vascular del Instituto de Dermatología Integral, señala que se trata de una patología que no se debe dejar avanzar una vez que se presenta porque cuanto mayor es la variz «más invasivo será el tratamiento y más tiempo tardará el paciente en reincorporarse a su vida normal.»

Hay cada día más soluciones y más opciones para eliminarlas porque lo que sí tienen claro los especialistas es que absolutamente todas las varices pueden desaparecer, sin excepción y eso es un alivio para los pacientes.

La solución para las varices más pequeñas es el láser que se aplica sin anestesia porque se trata de un tratamiento indoloro, que se reparte en cuatro a seis sesiones durante un periodo de veinte días en términos generales.

El tratamiento para las varices de mayor tamaño es otro que consiste en inyectar una microespuma especial que necrosa la variz. Sigue siendo un tratamiento indoloro que no necesita ni anestesia, ni hospitalización del paciente que abandona la clínica por su propio pie. Lo que sí se utiliza después es una media de compresión durante el tiempo que indique el especialista que ha aplicado el tratamiento.

Al eliminar estas varices, la circulación que pasaba por esas venas enfermas es asumida por el resto de venas sanas, tanto del sistema profundo como del superficial.

Otra de las técnicas que se han desarrollado para la eliminación de las varices es la que utiliza el llamado «adhesivo médico». Se trata de introducir en la vena enferma un adhesivo muy parecido al que se empleaba en medicina hace décadas para cerrar los aneurismas. Con él se cierra la variz provocando su desaparición.

Es una técnica que tiene un tiempo de recuperación relativamente corto y con la que no es preciso utilizar después las medias de compresión.

Al eliminar la variz se elimina la sobrecarga que se producía en la zona, descongestionando la circulación de la pierna, y desapareciendo las molestias circulatorias que se padecían.

Lo que todos los especialistas aconsejan es que después de la intervención y la eliminación de las varices se adopten algunos cambios para que el estilo de vida sea más saludable que antes, en la medida de lo posible.

Es siempre aconsejable mantener una dieta sana y equilibrada, rica en frutas y verduras, cuidar de la hidratación diaria bebiendo agua a lo largo de toda la jornada y tratar de evitar el estreñimiento ya que este dificulta el retorno venoso, controlar el sobrepeso y tener un poco más de actividad física cada día.