Adiós a un trozo de la historia industrial

Su demolición fue necesaria para la construcción de lo que en su día fue el centro comercial de Continente, en la actualidad El Corte Inglés. La idea original de los arquitectos era preservar elementos de la construcción industrial, pero el mal estado del edificio aconsejó la demolición en los trabajos de acondicionamiento de la finca que se contrataron a la empresa Ferrovial.

De esta manera, a las nueve de la mañana de un 27 de agosto, en vísperas de San Agustín, comenzó el derribo para el que se emplearon dos grandes grúas. No fue una tarea sencilla.

En las inmediaciones de la finca se encontraba una línea de Hidrocantábrico. Para evitar cortes en el suministro, fue necesario asegurar la llegada de la energía por otra parte de la red a los vecinos afectados. El sistema funcionó con tanta exactitud que nadie notó el nuevo camino de la electricidad. Las dos grúas necesitaron sólo una hora para demoler la estructura, esa especie de faro aeronáutico para el que el progreso no tuvo ningún tipo de consideración.

El acondicionamiento de la finca El Vallín suponía mover 600.000 metros cúbicos de tierra. El calendario era exigente. En diciembre se debían terminar las obras de acondicionamiento para iniciar la construcción del complejo comercial, que se quería inaugurar en la primavera de 1999. Cada día, salían de la finca dieciséis camiones para trasladar al vertedero autorizado la tierra.

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