La bolsa ganadera de La Magdalena

En esa época recibía unos dos mil animales, si bien en otras épocas había llegado a triplicar la actividad. La comodidad de las instalaciones, mucho más accesibles para el movimiento de ganado que las de Siero, y la actividad hace que la cita semanal tenga «un futuro prometedor», explican. El vaticinio no se cumpliría y la «bolsa ganadera» avilesina no alcanzaría a ver el nuevo siglo, pero esa ya es otra historia.

Junto al personal de ferias y mercados, esperaban en los camiones los ganaderos con sus terneros y los compradores. Se juntaban criadores del norte. La mayor parte de los compradores eran catalanes y castellanos. Avilés era un mercado especializado en terneros, de uno a cinco meses, con precios que podían ir desde las 18.000 pesetas (unos 108 euros) por una hembra frisona a las 50.000 pesetas (300 euros) en las que se cotizaba el macho 'roxo'.

Los compradores españoles se llevaban los terneros a los cebaderos de sus regiones de origen para terminar la crianza y sacrificarlos.

Junto a ellos, acudían a Avilés compradores franceses y holandeses. La barrera idiomática se superaba con el color de los billetes y la lengua de signos. Buscaban los peores animales, los ejemplares más débiles para participar en lo que Giraldo bautizó como una «operación Herodes» fomentada por la Comisión Europea por sacrificar excedentes en crematorios acondicionados para ello situados en el centro y norte europea.

Los compradores se llevaban los animales por unas 16.000 pesetas (unos 96 euros la cabeza), sabiendo que Bruselas abonaría 20.800 pesetas (125 euros) por cada sacrificio. A regañadientes, la práctica se iba imponiendo.

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