La caída de Köhl, desde Gijón

Asistían al final de una época, pero a miles de kilómetros de casa. Las elecciones federales de Alemania en septiembre de 1998, en las que resultaron vencedores, con un 40,93% de los votos, los socialdemócratas de Gerhard Schröder, fueron el remate a la larga etapa de gobernanza del democristiano Helmut Köhl, canciller desde 1982 (por entonces solo de la RFA, hasta la fecha de la unificación, en 1990) hasta ese momento. «Los indecisos se inclinaron por la imagen de modernidad de un político joven y con ideas más frescas» dijimos desde EL COMERCIO, conocidos ya los resultados. Michel John, afilador afincado ahora en Gijón tras un primer paso por Llanes, nos contaba que «han pasado muchas cosas tras la unificación. Desde entonces, los alemanes sufren con los impuestos», y no había nadie que no desease un cambio tras los 16 años de Köhl.

Hasta Ingo Moldenhauer, aunque este se considerase descreído de la política. El dueño de la Cervecería Alemana de la calle de La Playa llevaba en nuestra ciudad desde 1974, cuando vino a trabajar a una empresa de montajes a España. «Me gusta el carácter tranquilo de los asturianos y, sobre todo, su sinceridad», se confesaba, entendiendo el cambio en su país natal. «Alemania tiene mucho paro y nadie ha podido hacer nada. Demasiado extranjero y poco trabajo para todos. Esto origina que grupos juveniles se organicen e intenten solucionar el problema con su cuenta».

Hacía falta cambio. Pero como todo en botica, opiniones las había para todos los gustos: frente a las de John y Moldenhauer, Marga Hoelscher, que llevaba cuarenta años viviendo en Gijón, se lamentaba de la caída del viejo canciller. «Las cosas han cambiado mucho desde entonces», recordaba, echando la vista atrás y comparando las dos Alemanias previas al Muro que dejara atrás con la unificada de 1998.

Desde la construcción de esta, argumentó, «los problemas se han multiplicado. Köhl lo ha hecho muy bien y me hubiese gustado que repitiese una vez más. De cualquier modo, el tiempo dirá». Ciertamente, Schröderno duró tanto: en 2005, la CDU volvió a subir al poder... y hasta hace dos años. Todo cambia.

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