Demanda de vivienda social

No se paraba de construir y aún así había una demanda desbordante. Ese era el panorama de Gijón a finales del siglo XX, cuando la Empresa Municipal de la Vivienda de Gijón abrió el plazo para solicitar alguna de las 115 viviendas sociales que en aquellos momentos se construían en Montevil. Una vez cerrado el plazo se comprobó que los números eran preocupantes: 2.349 personas habían presentado su solicitud; 251 de ellas ya habían entregado toda la documentación necesaria. «Los responsables del organismo municipal temen que durante los próximos días se produzca una avalancha del resto de los solicitantes, ya que el plazo de presentación finaliza el día 23 de este mismo mes».

Nunca se había visto nada igual. Así nos lo contó José García, a la sazón gerente de la Empresa Municipal de la Vivienda. Aquello era, a su juicio, «un récord absoluto, ya que estamos duplicando las solicitudes recibidas para la primera promoción de Montevil, que eran 126 viviendas». «En esta ocasión, la promoción iba a ser idéntica a la inicial, pero 'al final el Principado reservó once para los expropiados de la ronda sur, de forma que solo quedan 115 para repartir». Ese sobrante debería salir a adjudicación «junto con una mini promoción de 24 viviendas, en un edificio que el Principado también construye en esa zona. Siempre pensamos que se adjudicarían de forma conjunta, pero el Principado ha decidido reservarlas y no sabemos nada de ellas».

Recordemos que eran tiempos de total desunión entre el municipio y el Principado; más en aquellos días en los que, para más inri, la URAS ya había comenzado a nacer. En cuanto a la demanda de lo social, 1.010 personas aguardaban, desde el año anterior, una vivienda, tras haber quedado en lista de espera de los 124 inicialmente repartidos en Montevil y que «cumplían, en menor o mayor medida, los requisitos para acceder a una vivienda con financiación pública».

Todo mientras se debatía la posibilidad o no de un centro de ocio para el nuevo barrio y se anunciaba que en Poniente se instalaría, más pronto que tarde, «un hotel con servicios de talasoterapia» y «con piscinas saladas, 'jacuzzis', baños de relax y saunas». Ya lo dijimos: un auténtico no parar.

Temas

• Momentos de la historia