Paco Ignacio Taibo (1924-2008), entrevistado por EL COMERCIO.

Un gijonés muy mexicano

Paco Ignacio Taibo, el primero de su nombre, fue entrevistado sobre su obra y su exilio, ya residencia

Domingo, 6 de agosto 2023, 01:51

Solo en una cosa se equivocaba Paco Ignacio en la entrevista que nos otorgó hace hoy medio siglo: en rendirse al peso de la desmemoria. Sus hijos, decía, eran ya mexicanos; «del todo, claro; ellos tienen que ser mexicanos del todo, ellos tienen que olvidar que yo fui español y mis nietos ni siquiera sabrán que yo fui español». Nada quedaría en unas pocas generaciones, aseguraba; de aquel primer exilio familiar en Bélgica; del retorno y de su papel como redactor en jefe de EL COMERCIO. Ni del segundo, el que le llevó definitivamente a México en 1958 con su mujer y su hijo de nueve años. Nada: «No me da pena. En absoluto. Mis nostalgias son mías, aunque no crea en ellas».

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Por aquel entonces, claro, no sabía Taibo que en pocos años íbamos a numerarlo como el primero de su nombre. También aquí, en España, y, sobremanera, en Gijón, donde su padre había sido «conserje del Club Astur de Regatas; que antes había sido cocinero de un barco, cosa que siempre me ilusionó siempre a mí, y anteriormente había estado en Cuba, en donde había tenido un restaurante». La casta le venía al galgo escritor de la parte materna. «Por parte de los Lavillas hay una cierta tendencia al arte; mi tío fue periodista, redactor jefe de 'Avance', Ignacio Lavilla». A Taibo Lavilla le había llevado a México la búsqueda de nuevas experiencias y de la libertad. De eso hacía casi 15 años. Y desde entonces se había convertido ya en un «loco, vano y mal cristiano», como lo definía su entrevistador.

Loco, quizás; pero agradecido a su país de acogida, también. «México me ha ofrecido, políticamente, muchísimas cosas. México vivió un 68 que fue apasionante, dramáticamente apasionante, que nos politizó a todos, nos situó frente a nuestras conciencias, nos estableció una manera nueva de vivir, una manera nueva de pensar. Fue una terrible matanza que nos puso en pie sobre nuestras propias conciencias. México me ofreció una gran libertad». Y Taibo, a nosotros, hace 50 años, una gran lección. «Si vamos (los periodistas) a ser testigos de este mundo, vamos a contar las cosas más vitales de este mundo. Y posiblemente haya que cambiar de país para contar lo más vital y lo que mejor nos vaya a todos».

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