Sextaferia por el puente de San Sebastián

Fue una iniciativa de un grupo de vecinos que, hartos de la desidia municipal, decidieron pasar a la acción, según leemos en LA VOZ del 26 de julio. Así que un sábado por la mañana, armados con escaleras, botes de pinturas, guantes y diferentes herramientas acudieron al puente de San Sebastián.

Sus primeros trabajos consistieron en retirar la abundante maleza que, como mandan los cánones, quemaron allí mismo. También empezaron a pintar de blanco la estructura comida por el óxido.

Su intención de rehabilitar el puente iba tan en serio que retiraron algunos de los tablones de madera que se encontraban podres por el uso y la lluvia con el objetivo de renovar la estructura.

Después de ese primer sábado, el objetivo era continuar con la recuperación de la estructura que, en ese momento, sólo conducía a los muelles siderúrgicos. El puente metálico había comenzado a construirse en 1891 con la finalidad de mejorar la comunicación con Gozón y el desaparecido poblado de San Sebastián, de ahí su nombre.

De la original estructura, aún se puede contemplar un trozo en la colección de restos industriales que se han colocado en la margen derecha del paseo de la ría.

Medía 43 metros de largo y con su construcción se justifica la demolición del antiguo puente de piedra de 1573. Con la llegada de Ensidesa, la empresa siderúrgica lo utilizó como vía de acceso, pero, la ausencia de mantenimiento, terminó deteriorando lo que hoy es un símbolo. Años después el Principado costeó la construcción del nuevo que une hoy el paseo de la ría con el Niemeyer, Ramón Rodríguez le dio luz.

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