Cuando el tranvía llegó a Piedras Blancas

La inauguración también serviría como homenaje a Francisco González del Valle, cuyo nombre se honraría con una calle en Piedras Blancas. El motivo era más que justificado ya que el prócer había aportado de su bolsillo el dinero necesario para terminar la obra entre Arnao y Piedras Blancas. Un buen puñado de duros venidos del otro lado del Atlántico para la mejora de su tierra de origen. El homenaje, además, iba a ser doble puesto que los organizadores aprovechaban a reconocer los méritos de Juan Sitges, en esos momentos como presidente de la Compañía del Tranvía Eléctrico.

Según leemos, acudiría la Banda de Música de Avilés para amenizar los actos, además de la práctica totalidad de las autoridades civiles de Avilés y Castrillón, incluyendo el diputado por el distrito, José Manuel Pedregal, en plenas vacaciones.

El festejo no terminaba ahí. Ya que junto con la culminación de la línea del tranvía, se iba a inaugurar la carretera que unía Naveces con Bayas, en otro signo de los avances de los tiempos.

De esta manera, el tranvía eléctrico culminaba su desarrollo en Avilés. La primera línea se había abierto el 20 de febrero de 1921, conectando Avilés con Salinas después de largos trabajos y complicaciones administrativas con la Compañía del Ferrocarril del Norte.

Al año siguiente, en enero, la línea de Salinas crecía hasta Arnao y, en febrero entraba en funcionamiento el tramo de La Texera con Villalegre. En esos momentos, se llegó a plantear que el tranvía eléctrico siguiese creciendo hasta Corvera y, desde el vecino concejo, extender los raíles hasta conectar con Oviedo.

La idea no pasó del papel. No así la conexión hasta Piedras Blancas que cerraba los recorridos del ferrocarril urbano en la ciudad.

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