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Lander Olaetxea, en una acción del partido contra el Levante. Arnaldo García
Sporting

Olaetxea como reflejo del proyecto de Albés

A las puertas del derbi, el vasco se consolida como un jugador estratégico en el once del Sporting y cuya mejora va en paralelo a la del equipo

Javier Barrio

Gijón

Lunes, 2 de septiembre 2024, 02:00

La influencia de Lander Olaetxea en este Sporting que de momento va de incógnito, pendiente de identificar su horizonte en la competición, empieza a ser acusada. En Almería, quizá oscurecido por el brillo decisivo de Rubén Yáñez, completó su partido más redondo. Una actuación fiable, equilibrando al equipo en defensa y buscando la salida limpia en la creación, que coronó con varias acciones de mérito. En una de ellas evitó un gol tempranero de Luis Suárez. Ahora aspira a ser uno de los líderes de este Sporting que va cogiendo color en el abrasivo derbi del sábado (El Molinón, 18.30 horas).

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Puesto en cuarentena por algún aficionado de El Molinón tras un gris primer partido del equipo, el mediocentro de Abadiño, que creció admirando a Steven Gerrard y que estudió Educación Infantil y llegó a ejercer, se ha confirmado como un futbolista muy valioso y estratégico para Albés, que insistió mucho en su incorporación tras la experiencia de ambos en el Albacete.

Tres jornadas después del inicio, el vasco, incrustado entre los centrales en fase defensiva y con una pizca más de brío en ataque, ha jugado los 270 minutos de competición, contabilizando doce recuperaciones, casi un 64% de los duelos que disputa ganados y un 86% de sus pases (167 de 194) acertados. Cierto es que la mayoría de ellos son de seguridad, en corto. Pero es lo que, por otra parte, demanda la delicada zona que pisa. Un campo de minas donde conviven sus centrales, los delanteros rivales y centrocampistas varios.

«Lander sirve para todo y hace casi todo bien. Es fiable. Poco más se puede pedir», ponderó Rubén Albés en Almería, una semana después de emplearle como central en la segunda mitad del choque contra el Eldense, cuando el equipo espigó. Una navaja suiza. Un especialista en el fútbol gris que, a sus 31 años, reúne inteligencia, disciplina táctica y una óptima interpretación del juego.

Escalón a escalón

Todo lo complementa con una mentalidad paciente y jornalera, seguramente inspirada en la cultura que mamó en su Abadiño natal, siguiendo un camino largo hasta llegar a Segunda. Viendo el proceso como algo necesario y positivo. «Siempre he dicho que hemos tenido un poco de suerte porque es más fácil ir de abajo arriba que tocar techo muy pronto y luego bajar. He tenido la suerte de ir escalón a escalón», agradecía hace un mes en una entrevista con EL COMERCIO.

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Su crecimiento va en paralelo al del Sporting, que no parece ir sobrado de recursos en un careo ante un rival del potencial del Almería, pero que insinúa que poco a poco se va a convertir en un hueso duro de roer. La mano de Rubén Albés y de su cuerpo técnico comienza a notarse, con mejoras significativas. Del fiasco del estreno contra el Levante, al duelo con el poderoso Almería de Rubi hubo un crecimiento en la solvencia defensiva que tanto añoraba Albés. También un cambio de registro interesante, en un equipo acostumbrado a dominar al rival y tener el balón muy lejos de Yáñez, pero que el sábado planeó algo distinto que atascó al Almería.

Fue eficaz en defensa, salvo el desliz del gol, abrochado por lo demás por un estupendo Yáñez, y se revolvió bien en ataque: una buena estampida de Otero, la ocasión de Guille Rosas, el tiro de Dubasin, el gol de Campuzano y la última intentona de Queipo. Fue un Sporting más austero que el de El Molinón, sí, pero tampoco contemplativo. Un equipo que, poco a poco, va endureciéndose y cincelando una idea, aunque el triunfo se le resista.

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