Sporting

Varane se gana al vestuario y a la afición

La bandera del mástil de Mareo se retiró la semana pasada para que algunos de los niños y niñas de la Escuela de Fútbol de Mareo escribieran palabras de ánimo a los jugadores del Sporting.

Dicha bandera acompañó al equipo hasta El Molinón para convertirse en un amuleto para el vestuario. Una vez que concluyó el choque frente al Granada, el estandarte fue situado en el centro del vestuario. Allí, Jonathan Varane lideró la celebración de la victoria iniciando un cántico ante la atenta mirada de sus compañeros: «Oh le le, oh la la, lo que ha pasado, juntos hemos ganado».

Minutos antes de la celebración con cierto tono afrancesado, Varane ya había cogido la batuta del equipo. Esta vez sobre el terreno de juego. Su descaro con tan solo 21 años, su criterio, su colocación y su juego no han pasado inadvertido para nadie. Así lo reconoció la siempre exigente grada rojiblanca. La afición se puso de pie para despedirle, premiando así su desempeño ante uno de los favoritos al ascenso.

Abelardo Fernández fue el primero en apreciar las aptitudes del centrocampista. El único problema que tuvo el técnico gijonés es que no pudo ofrecerle minutos hasta el mercado de invierno, ya que el club no llegó a tiempo a inscribirlo en el pasado verano. De no ser así, muy probablemente el debut de Jonathan Varane con el Sporting se hubiese producido mucho antes que el 6 de enero ante el Levante.

La carta de presentación del francés, que llegó para reforzar el filial con miras a ocupar un hueco en la plantilla del primer equipo fue breve, pero intensa. Trece minutos fueron suficientes para ver algún destello del rojiblanco en un partido que terminó en empate.

Sus dos siguientes apariciones fueron ante el Zaragoza y el Huesca. En el decepcionante duelo en Andorra, Miguel Ángel Ramírez le ofreció 44 minutos justo antes de que ante el Tenerife jugara cinco minutos y frente al Albacete y Mirandés entrara en las segundas partes para sufrir las dos derrotas consecutivas que enviaba al Sporting a cuatro puntos de la quema.

Pese a que sus aportaciones al primer equipo fueron irregulares durante los dos primeros meses y medio de 2023, Varane logró convencer a MAR para que le diera una oportunidad en el once inicial. Fue ante el Burgos el pasado 19 de marzo. El preparador se sacó de la chistera un doble pivote inédito en el Sporting. José Marsá y el francés actuaron como pareja de baile y ambos cuajaron una gran actuación.

Tan bueno fue el resultado obtenido, que el preparador canario dio continuidad al centro del campo en Gran Canaria. Y de las botas de Varane nació uno de los mejores goles de la Liga. Suya fue la recuperación del balón en el centro del campo antes de iniciar una galopada con su amplia zancada para ceder el balón Aitor. Tras un intento fallido del extremo, el balón le volvió a Varane que supo esperar el momento adecuado para encontrar a Queipo solo en el área rival.

La expulsión de Marsá le dejó solo ante el peligro frente al Granada el pasado domingo, pero Pedro Díaz no parece ser un mal compañero de fatigas. De nuevo el francés, brilló con su juego.

Su contrato de dos años tiene una ampliación de dos más condicionada a una rúbrica como profesional del primer equipo, pero visto lo visto, parece que el Sporting tendrá que sentarse a negociar en las próximos semanas. De seguir así, Jonathan Varane tiene asegurada su presencia la próxima temporada con la camiseta rojiblanca en Segunda División. Una joya así no se encuentra todos los días.

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